Cuenta la leyenda de un extraño rosal
que daba rosas de plata;
curiosa criatura de naturaleza fenomenal
poseedor de bellezas innatas.
De ese rosal una rosa destacaba;
su blancura yacía brillante en su piel;
de espinas amenazantes adornada
como la tristeza que moraba en su ser.
Extraña rosa para extraño rosal,
la naturaleza le obsequió al parecer
una cualidad para todos anormal,
una voz tan bella como ese curioso ser.
De quejumbre era su voz sin embargo,
su llanto inundaba la noche y el amanecer;
sus lágrimas dolorosas para el resto amargo
como esa tristeza que siempre ha de padecer.
“Tardía fueron las horas —sollozaba—
en que mi madre vió mi florecer.
Aquí sin embargo me dejó atrapada,
esperando ese destino en que he de perecer“.
“No parece ser muy sabia. —proseguía
con esa voz quebrada de su fallecer—
Quizá tenga mi destino sin fantasía
que la gracia de mi madre dió a mi poseer“
Así pasaba su día,
en su llanto perecedero de noche;
su tristeza ahogaba esa alegría
desconociendo su destino y sus derroches.
Un poeta pasaba por ahí,
cual jardinero de ocasión;
a sus oídos llegó ese triste matiz
de una voz ahogada y sin pasión.
“Bendito sean los dioses
—exclamó con su mirada—
que han dado belleza a estas flores
tal como a esa rosa plateada".
“He oído tristeza en tu llanto"
—se dirigió comprensivo a ella,
como si no le extrañara su encanto,
digno de extraña doncella.
“Tu belleza de plata es reflejada en tí,
en tus pétalos dignos de locura,
aunque no entiendo la razón de tu sufrir,
conozco de tu enfermedad su cura.
Yo no soy jardinero,
mis versos riegan las flores de mi conciencia,
pero quizá mis rimas tengan ese esmero,
solo te pido paciencia.
Primero haré magia en tí;
tu fantasía se hará realidad,
en mis versos te has de consumir
en su consonancia y su bondad.
Yo no soy un dios, te aclaro,
soy simple humano que adora la belleza,
esa que en tí no ves reparo,
pues te sientes digna de tu grandeza.
Empezaré por mi primer verso,
esto lo puedo hacer a mi modo,
sin arrancarte de tu universo,
serás poesía en mí y en tu todo.
Mi estrofa se pierde en su última rima,
allí te verás sumgir en el plateado de tu piel,
sentirás una nueva sensación ensima,
pues tu belleza dorada ahora habrá de ser.
Mi poema en tí parecerá corto,
pero las palabras sobran en la nada,
pues, sé que en mi verso me veré exhorto,
en donde serás parecida a un hada.
Tu belleza será reluciente al final,
ese donde serás fantasía mágica de ser;
tu plateado se perderá en un dorado singular
al titular a mi nuevo poema así tal cual, Mujer".
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.