Plumas negras me acarician el alma, piernas débiles que sucumben a los males que me apenan.
Corazón insolente que sucumbe a la hecatombe de mis penas.
Humanidad insolente cual perro viejo decide echarse al suelo para cerrar los ojos y jamás abrirlos, hambriento de algún sempiterno sueño que nos aleje de toda odisea maligna, pobre de mi.
Pobre de mi alma seca de tantos berridos, berridos que la exprimen y la alejan de su ser, manto negro cubre mi espolvoreado cuerpo de estrellas infinitas y en el más profundo y desolado abismo depositame, ya que el silencio y la oscuridad es lo que mi alma sólo reconoce.
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Autor:
Esteban Gracia (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 20 de diciembre de 2021 a las 01:27
- Comentario del autor sobre el poema: Es una descarga de lo mal que me siento, de depresión.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 47
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