Komorebi

Alberto Escobar

 

KOMOREBI
Tus miradas son komorebi.
Te lo digo en japonés
ya que no sé decirlo en otro idioma.
Hilos de sol descendiendo
a través de las hojas de los árboles.
Delgadísimas líneas de mercurio trazadoras de luz,
difuminadas cortinas descendiendo desde el cielo.
Lluvia de luz sobrenatural
que se pierde, tornasolada entre la hojarasca.

— Manolo García —

 

 

 

 

 

 

 

Komorebi es una palabra japonesa que adolece de traducción exacta al español.
Vendría a ser cómo en la tierra del sol naciente se le llama a esa luz
que atraviesa, que traspasa la delgada película que consiste una hoja, el tenue
cuerpo que contienen el venamen que le hace llegar la savia radicular. 

 

 

 

 

 

 

 

 

Eso eres tú para mi Laura. 
Sí Laura, es a ti, a esa mujer que posa
sobre el alféizar de esa ventana,
esa que tras dar buena cuenta 
de la faena diaria se detiene,
se para a contemplar el curso diario,
el gentío que bajo su vista —desde la ventana—
se afana en la prisa, la hora punta y el puesto
de trabajo que espera con el reloj en la mano.
Eso eres tú, Laura, eres luz, tus ojos...
Tus ojos fijan cada mañana sus pupilas 
sobre el fragor naciente de la plaza;
los niños casi no llegan a clase, 
las madres corriendo, bocadillo en mano
algunas, pastelito de fresa y nata
que tanto furor hace en los recreos otras
—algunos padres también—
y los profesores borrando el encerado
del día anterior para que las explicaciones
que vienen no se confundan con las pasadas.
Laura, eres luz, ya te lo dije a solas 
en más de una ocasión —cuando éramos novios
y todo un mundo yacía por delante, con caras
ocultas y con caras vistas pero siempre una sonrisa,
una caricia de por medio antes de ninguna explicación,
un no importa, un te quiero, un no pasa nada
que se ofrecía dique al abismo de una discusión,
al despeñadero que la bronca esculpía con cada insulto,
con cada palabra dicha a destiempo, atronando la sinrazón.
Esos malos momentos no importan Laura, solo me queda
tu luz, tu magia, tu caricia, tu sonrisa conciliadora, tu risa
cuando el jolgorio tomaba carta de naturaleza, la jarana 
en tiempos de Feria de abril y la guasa que te caracteriza.
Eso eres tú para mí, querida Laura.
Aquí tendrás siempre un escondrijo, aquí
te lo tengo preparado entre la aurícula derecha
y el ventrículo izquierdo, para cuando vuelvas.
La casa te estará esperando...

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  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 21 de diciembre de 2021 a las 08:41
  • Comentario del autor sobre el poema: Laura es tan real como Dulcinea del Toboso, tan mágica también...
  • Categoría: Carta
  • Lecturas: 55
  • Usuarios favoritos de este poema: Alexandra L, Martha patricia B, ..........................
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Comentarios +

Comentarios2

  • Alexandra L

    Sencillamente hermoso Alberto, corazón abierto a la esperanza. Siempre, siempre un placer leerte.


    Un abrazo, feliz día, Alex.

    • Alberto Escobar

      Sí. No sé a qué, supongo que a la magia de lo que viene, cualquiera que la cosa sea. Un placer contar con su asidua visita. Un abrazo si me dejas.

    • Martha patricia B

      Por tu Laura y lo hermoso que la dibujas aún en la mala hora, el bello sentimiento que te inspira y la mágica forma que la conservas. Alberto aplausos. Abracito.

      • Alberto Escobar

        Me ha pasado como Petrarca, ahora que lo pienso. La única diferencia es que esa Laura sí existió. Un abrazo también para ti, aunque sea la primera vez que te veo Martha.



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