Asomado a la verja de la casa
en la que está el cadáver de Teresa
sufre el que la distancia no atraviesa
y la entrada prohibida no traspasa.
Su corazón se siente que lo arrasa
el pasado, aquel rapto que hoy le pesa.
Llora por dentro y esa verja besa
ya que hasta verla en su ataúd no pasa.
París, Madrid, la hija que tuvieron.
Los celos que le diera y que ellos fueron
los que a ella impulsaron a la huida.
“¡Oh Teresa, oh dolor…!”. Cuánto yo diera
porque ese Canto nunca se escribiera:
que es también epitafio de mi vida.
MUNDO ESCRITURA, FEBRERO 2021
- Autor: Juan Rafael Mena ( Offline)
- Publicado: 22 de diciembre de 2021 a las 06:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Miguel Reyes, Francisco Ruben Perez
Comentarios1
Elegante.
Gracias, Xmalavao
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