**~Novela Corta - Lluvia en los Ojos - Parte I~**

Zoraya M. Rodríguez

Teresa, una mujer de apenas dieciocho años es una muñeca de papel y tan fría, tuvo una vida marcada en trascendencia y su vida no fue esencialmente tan buena que podamos decir. Desde niña fue tomando mal carácter y un odio hacia otros adolescentes adultos. Y todo ésto se da porque su madre murió cuando Teresa nació. Fue un parto prematuro y de muchas horas complicadas en sala de operaciones, desde entonces nació Teresa y llegó y alumbró al mundo con su triste llegada y su padre siempre la culpó, a Teresa, de la muerte de su madre. Si mientras la niña crecía y se vá desarrollando en muchas artes y muy buenas, como por ejemplo, en piano, y en ballet, y como cocinera, pero, en un sólo y tan huérfano orfanato. Y, ella, se siente sin amor, sin tiempo para ella, sin felicidad, sin carisma, sin virtud, y sin amor, que era lo que más ella quería sentir, y amar y tener el cariño y el amor de una madre o un padre. Cuando fue creciendo de recién nacida su padre la abandonó completamente en un centro de adopción y como fue creciendo y nunca nadie la adopta llegó su pre adolescencia y con ella su adolescencia, ¡oh, si yá era una jovencita y señorita!, pues, nadie la quería de tan gran de edad, preferían a los niños recién nacidos. Y fue entonces que se fue de ese orfanato, que por casualidades del destino y de la vida misma del orfanato de niñas. Si Teresa ahora tiene doce años, y ella cuenta así su edad, doce uvas y doce manzanas, doce guineos, y doce fresas, que en lo cual, el resultado era cuarenta y ocho. Pero, aunque no se imagina el destino ni el futuro a esa edad de cuarenta y ocho años, pero, en esa edad y en ese tiempo estará vengando al desprecio, a la culpabilidad, al abandono, al vicio, al desamor y al tiempo. Y todo lo que le hicieron a ella y más que todo eso estará vengando la lluvia en los ojos de Teresa. Cuando verdaderamente esa lluvia en los ojos cayó como gota fría de dolor y de sudores extraños porque cuando era niña no podía ni tan siquiera ser acurrucada en los brazos de su madre o padre por una gripe o cualquier enfermedad que le da a los niños por regular. Y Teresa, crece y mientras ella crece el mundo se le viene abajo. Cuando a los quince años no tuvo fiesta de quince, sino una manera de luchar en contra del dolor y con suspicacia querer tentar la vida en luchar y más lograr todo por su propio mérito, aunque la vida le juega otras cosas y cartas también. Mientras crece la niña vá desarrollando virtudes, valores y tan responsablemente se dedicó en la fortaleza en dar toda verdad a su vida honoríficamente y viviendo con integridad, pero, siempre en su mente lo que más ella quería vengar al desprecio, a la culpabilidad, al abandono, al vicio, al desamor y al tiempo y más a la lluvia en los ojos, al dolor y a las lágrimas de pena y de frustración y de un sufrir tan indeseado. Sí, a Teresa no le interesa nada más que poder ser salvada de esa triste y cruel venganza por su forma tan vil de creer en el mal de su vida pasada. Si cuando apenas crece se le vino encima todo, desde el mal desprecio y el abandono y más la mala suerte en ser toda la vida nadie para nadie. Si desde que el silencio llegó a su vida, se vió fríamente abatida y con un dolor fuerte en el alma y se vió con tanto sufrir desde que el tiempo quiso ser fuerte con el amor, aunque era poco, pero, le dió como para poder vivir, pero, sin paz. Cuando en el alma de Teresa está fría y desolada y por tanto tiempo. Yá tiene dieciocho años y yá salía del orfanato donde estuvo desde que nació prácticamente, si nadie la quiso adoptar y se mudó a un apartamento público donde el mismo gobierno la ayudó a mantener su vida con bien hasta que estudiara y pudiera mantenerse. Sus sueños nunca se truncaron si fue doctora al salir de ese mundo inerte e intrascendente, en el cual, le dejó mucho dolor a Teresa la que no le interesa sólo vengar su vida, pues, su mundo se le fue abajo cuando más necesitaba amor de familia, la cual, nunca tuvo. Y, mientras, que Teresa perfila todo, pues, con la vida misma, ella sólo quería tomar las riendas sueltas de su propio destino y más de su propia vida. Cuando en el tiempo sólo perfiló el tiempo y más que eso la cruel y la vil venganza de Teresa si sólo le interesa vengar su propia vida. Cuando en el alma quedó el tiempo y más como pasa con el alma una sola verdad. Porque cuando en el alma quedó como el aire socavando en una sola mentira que le dió su vida en el pasado. Porque cuando el alma se siente como el árbol recién nacido, a Teresa, no le dió más que el dolor en el alma después de caer rendida ante la vida misma, pero, con el mismo dolor. Porque Teresa, se enamoró más y más de la vida y más de la naturaleza, cuando en el alma se siente como el pasaje de ida y sin regreso. Porque en el alma se sintió como el sosiego de un instante en que se siente más el embate de dar con la vida misma un desierto perenne, pero, tan real como el aire y como la misma vindicta en contra de la vida misma. Si a Teresa no le interesa nada más que dar con el reloj en la hora exacta de ver el cielo derrumbado ante sus propios ojos. Porque cuando cae la noche a Teresa no le interesa nada que sea felicidad, pero, llegan los malos recuerdos a hacer decaer en el alma de Teresa todo lo que no le interesa. 

Y Teresa, ¡ay, de la lluvia en los ojos!, ¡ay, Teresa!, a la que no le interesa nada. Si cuando siempre llega la noche ella Teresa comienza a llorar. Si sus recuerdos le interceptan al alma y más que el alma comienza a llover como nieve álgida y más desde sus adentros. Cuando en su manera de creer en el trance de la verdad se hizo como el más de los malos tiempos. Si en su mundo se electrizó la forma más irreverente de una nada, en la cual, nace como se pierde en el alma y tan fría como el mismo delirio delirante. Si la fuente en la garganta de ella, se fue por un sólo rumbo y fue tragar el nudo que llueve y no cesa en llover, o sea, no paran de llorar sus ojos negros como el ónix, y como un dix en su garganta no se borra la lluvia en los ojos. Cuando en el alma de Teresa se vá como principio de un sólo todo, cuando en su forma exacta de llegar al cielo se siente como la forma más ingrata de un sólo tiempo y tan nefasto. Cuando Teresa se siente tan desafiante, pero, tan real como al mismo tiempo en que ella llora como si fuera una triste doncella sin amor. Y, Teresa, se fue por el tiempo y más por el ocaso tan fuerte de dar con el tiempo conmísero por un sólo deseo. Cuando dentro del tiempo y de los labios de Teresa sólo ronda y ruedan las lágrimas más agrias y amargas de su vida misma. Aunque a ella no le importa nada ni tan siquiera su mala esencia de su pasado, sino que vá más allá hacia la vida misma, y siendo doctora aprendió mucho de la vida y de la honestidad e integridad y respeto hacia su profesión y a la vida, pero, aunque no borra nada en su vida, sólo quiso vengar su vida con la vindicta más natural de un todo y lo comete, pues, es su forma más grata en saber que su vida pasada había logrado fuerzas y calor y una fortaleza tan afortunada. Porque cuando en su corta luz de su propia alma vió al horizonte que se encrudece de tormento y de iras insolventes cuando cayó en tiempo y supo de que toda su vida se había marchado en tramar y perpetrar a una vindicta, la cual, la venganza le ganó partida a Teresa a la que no le interesa nada más que poder vengar toda su vida. Si a Teresa no le conviene que se pueda saber algo, ni alguna cosilla de su vida pasada. Era una reconocida doctora, con títulos y distinción en la rama de la medicina. En fin, era una doctora muy profesional y muy altamente reconocida. Cuando en el alma de Teresa se edificó el tormento frío de creer en el alma una sola verdad de dar con el cielo un sólo alcance de gritar en el cielo que su alma está muy triste. Si entre la luz y su alma vá más allá de la falsedad de lo más indeleble e increíble en dar la única solución y la sola salida de una vindicta, o sea, de una cruel venganza. Cuando por unir el ademán frío en creer en su terrible alma se sintió como el suave delirio en dar con la única salvedad a un sólo silencio. Si Teresa se vé fríamente en el delirio frío de dar con el alma una mala situación en que se cuece el deseo en converger hasta el alma fría en decidir en que se siente como el ave poder volar lejos. Si en contra de un todo se sintió como el desenfreno frío e inadecuado en poder creer en la mala suerte de toda su insignificante vida, sólo queriendo alcanzar lo que nunca y lo que más ella quería en convertirse en alguien, y es una doctora y tan reconocida que en no hay tiempo para pensar e imaginar en una vindicta. Ella, Teresa, sólo presiente como salir airosa de tal situación y de converger en el alma una sola verdad. En que se guardó una sola solución cuando en el mundo de Teresa no le interesa nada más que su esencia y su mala convicción de creer en la mala reyerta desde su propio coraje en el mismo corazón. Y ella, sólo ella, solamente ella, se dice así, que no le interesa nada más que cumplir con la pureza de la verdad, cuando en jaque-mate se halló el deseo y la mala convicción de creer en el desenlace frío e inadecuado de dar con la falsedad una verdad inocua y trascendental. Si en el deseo y en la mala virtud que lleva Teresa si no le interesa nada más que el suburbio autónomo de dar con la única solución de creer en el intercambio de su propia luz, en la cual, se siente como el suave delirio automatizando la espera y tan inesperada de dar con la única salvación de dar con el dolor que ella lleva en su corazón. Cuando el alma de Teresa no le dió más que los celos guardados en el alma a toda costa y en una sola distracción en la amarga soledad. Cuando dentro del suburbio automatizando la gran espera inesperada en creer en el alma a ciegas. Y se dió toda la verdad en cuanto a la triste sensación, y porque en el alma se electrizó la forma en converger en el alma unir y bifurcar lo que más resta en el alma una sola frialdad. Y Teresa lo sabe que en algún día se vería mal e inconscientemente mal, si nadie la ama, y no era por su poca belleza sino que su esencia y su personalidad no brilla como su carrera profesional. Cuando su mundo se vió marcada y débilmente en el alma una seriedad sin abastecer en el alma una triste y mala sensación, en que se vió y se sintió el frío nefasto de creer en el alma a ciegas destruyendo en el alma una pura verdad en que se cuece la rosa y su fragancia innata en el alma fría, derrumbando su aroma en flor marchita. Y de dar con el silbido una sola mala creencia y era de la venganza o vindicta tenue como la misma luz tan opaca en que se siente el alma fría en que se siente como la nieve fría, pero, no, no, si era verano. Y Teresa fríamente como la nieve de color blanco, o como el abstracto frío que no se vé, pero, que se siente sí y más en el alma decaída, álgida y tan gélida como el mismo hielo en el refrigerador y tan congelado en que quema más a la piel cuando se siente así. 

Y Teresa en su consultorio de médico, o sea, atendiendo a la gente enferma, y sin saber nada de la vida, se vió aterrada cuando en su consultorio recibe la visita de una niña muy parecida a ella, cuando pequeña, recordando su vida y sin poder olvidar el gran desprecio cuando se halló en el orfanato y que nadie la adopta, cuando en su afán de creer en el alma se vió tristemente inadecuado el poder creer en el alma fría y desolada y tan ineficaz como el mismo tormento. Porque cuando en el alma se vió delirantemente álgida como el mismo frío, pero, casi en el solsticio de verano. ¿Qué cosa, verdad?, tanto frío en medio de un verano que se supone sea caluroso. Y, ella, recibe a ésa niña, en soledad, enferma, y, más que eso, siente que es ella misma a la edad de ocho años. Y su mente retrocede y pensó en ser como el frío o como la misma nieve, cuando su instinto había decaído hacia el mismo precipicio. Y tentando el pecado frío de su propia mente se vió Teresa cuando no le interesa nada más que el mismo tiempo y que el mismo ocaso muerto, cuando sí llegó la tarde perenne y en grandes penurias soslayando en la sola inmensidad de su propio mundo bajo el mismo ocaso friolero dentro de su propia alma. Y si arde el imperio sosegado y de un sólo deseo, en el cual, Teresa se siente fría y tan mal con un defecto en su propia mente y más en su solo corazón. Y Teresa es la fuerza en su propia alma y tan fría como la reyerta de cada quién en que se enfrió el desastre de creer en el alm ciega una sola sospecha de que será ella Teresa la que no le interesa nada más que su vil y cruel venganza en que se siente como el mismo desafío de dar con el alma una sola creencia en que el deseo se cuece en el alma una sola sensación y tan fría. Porque cuando en el alma de Teresa se vió fría y mal inconsecuente se aterró su alma en un sólo delirio y tan mal atrayente de dar con el alma fría un sólo abismo y tan álgido como el mismo instante en que se cuece el alma de fríos y de un momento en que se siente hasta el alma de fríos y de tempestades y tan frías como el mismo y único sol en que la lluvia se siente como el mismo fingir, pero, no, no, era la cruel verdad. 

Y Teresa recordando su pasado por examinar a ésa niña, en que el delirio frío se siente como el mismo ademán y tan álgido como el mismo sentido y tan frío, como su propio instinto en que se siente como la osadía del primer día. Cuando en el ocaso se siente como el suave delirio en creer en el alma sin una cruel tempestad. Si desafortunadamente el ademán y tan frío en las mismas venas en que Teresa se sintió como el pasaje vivo en ser como la tempestad, pero, delirantemente fría y más fría que la misma mala ansiedad de dar con el viento álgido de sentir en el cuerpo una pureza innata de fingir en el alma una sola cosa en el mismo frío, pero, tan nefasto. Y Teresa en el consultorio creó una sola verdad tan inocua, pero, tan transparente como el mismo desastre y tan frío como el mismo imperio sosegado y desolado en dar con la triste verdad de que Teresa había crecido como una hermosa señora y más convirtiéndose en una doctora y tan reconocida. Y Teresa fría y tan desolada se enfrascó una sola osadía de por el día de que llegara el ocaso para caer rendida en la noche después de tanto trabajar por el día como doctora. Si se fue por donde viene el viento y más por donde se vá el sol en el ocaso o en el atardecer. Cuando en el albergue perenne de un sólo corazón se vió horrorizada de un pavor y de un miedo tan trascendental, como la misma fuerza en voluntad de un mismo verano tan frío como el mismo hielo. Y se vé Teresa sin ningún interés en la vida misma si yá había pasado un lustro y tres años y era toda una doctora desde que ella tenía dieciocho años. 

Y tiene como veinte y seis años de edad, cuando su forma no caducó en la vindicta más eminente en su propia existencia y sin poder hacer nada. Si en el alma de Teresa se vió muy desinteresada desde su propia alma como una verdad en que el desafío se siente como el mismo instinto y tan efímero como poder ser tan real como la misma virtud de creer en su propia alma y tan fría como el mismo hielo frío. Cuando en el alma, sí, en el alma desierta de Teresa no le interesa más nada que su cruel y vil venganza en atraer en el alma y tan fría destrozando la manera y tan vil en querer embargar el alma en fríos veraniegos. Si en sus ojos se vió la lluvia en los ojos de Teresa la que no le interesa nada más que salir airosa de esa cruel vindicta. Cuando en su alma fría y tan congelada se vió aterrada y tan álgida como el mismo desastre de creer en la manera superficial de dar con el alma una frialdad de embriaguez en sus propias venas, pero, al contrario sintiendo la calentura de ese vino que toma Teresa. Y Teresa como una triste muñeca o una marioneta o un arlequín de la vida misma, sí, era una muñeca de papel, en que el papel se vió desierto y tan frío como aquella vez en que se convierte el deseo en amarrar el comienzo en infelicidades. Cuando en el alma y en el tiempo se vió fría en la piel misma cuando en el albergue autónomo de creer en el alma de Teresa sino le interesa más nada que su propia mala existencia. Y, ella, Teresa, siendo una muñeca de papel y tristemente se vió marcando el frío en sus pies y en su corta existencia como mujer y más como doctora. Si se fue de rumbo hacia el más de los fríos inertes y mal inconsecuentes de creer en el alma y más en el tiempo sosegado de penurias y tan frías como yace en el alma el frío indecoroso. Y se da la más virtuosa de las maneras y tan candentes de la vida misma. Cuando en su momento se vió frío y malhumorado el camino de Teresa en que se embriagó el deseo de creer en el convite autónomo de dar una sola señal o una sola salida en querer triunfar como una señora y tan hermosa como el inadecuado instante en que se cree en el mismo mal percance de dar con el alma un sólo frío. Si la lluvia en los ojos de Teresa cayó de momento y por querer amarrar el trance a la verdad solamente era una muñeca de papel, o una marioneta o un arlequín. Y, sí, que la vida le dió duro cuando en su afán de creer en el alma se vió fríamente en el tiempo y más en el ocaso cuando llega la noche fría a decaer en el tiempo y más en la sola soledad en hacer creer en el alma desierta una sola verdad y tan fría en querer vengar a su alma, a su destino, y más a su camino.              

Cuando, sí, Teresa, a la que no le interesa nada más que el silencio y a su manera de vengar la vida misma, pues, en su alma quedó tan sosegada y muy espantosa. Cuando en el alma y en querer abastecer el alma en dar una creencia en solitaria esencia se vió Teresa desinteresada y marcando el frío nefasto de dar con el alma una congelada mala situación en la vida de Teresa. Si Teresa se vió fríamente en el desierto frío y de tal manera en hacer creer en el alma ocasionalmente en la forma de dar con el ímpetu en poder vivir más y más, siendo una señora de casi cuarenta y ocho años. Si Teresa cuenta su edad así doce uvas y doce manzanas, doce guineos, y doce fresas, la cual, en la sumatoria es cuarenta y ocho años de edad, en la cual, se aferró el frío nefasto de dar con el único sistema de dar con la única edad de creer en el mal desenlace en dar con el alma una ciega sospecha de creer en el alma ciegamente e impunemente en creer en el alma secuestrada de una sola muñeca de papel. Y Teresa se vé fríamente delicada y tenuemente álgida de creer en el alma mentirosa de dar con el alma a cuestas de la verdad en una sola razón, en la cual, se obtuvo una cruel sensación. Cuando se cosechó una sola esencia y una sola virtud, en la cual, se obtiene la triste sensación de dar con el alma una sola insistencia de cruzar en el alma una sola verdad de que no le interesa nada más que ser desinteresada en la forma de dar con el ambiente frío de su acometida mala esencia. 

Cuando Teresa, la muñeca de papel, llegó por encomiendas de la vida a una casa y tan vieja que cruje como el viento frío y sosegado. Cuando en su afán de dar con el alma fría y dentro del ocaso muerto un sólo afán y tan desierto como el mismo frío y en el alma de Teresa, se fue, o sea, que voló, como el mismo ademán y tan frío como el mismo instante en que ésa alma se vió fríamente como el mismo papel en que se hacen las muñecas de papel. Y Teresa se vió débilmente fría e inestable, cuando en el alma, de ella, de Teresa, se vió fría como el mismo beso en que cree ella en que se da como el mismo mal desenlace de creer en la fría alborada como el mismo desenlace de creer en el alma desierta. Y cayó en esa casa vieja como una marioneta creyendo en que su vida se fue como el ademán y tan frío como el mismo mal instante en que se dió el universo de negro color y en sus ojos una clara y una opaca luz. Cuando en el albergue de un sólo todo se identificó como el mismo papel arrugado, pero, lleno de unos ojos llenos de lluvia, sí, de lluvia en los ojos. Cuando en su forma de dar con el calor efímero de un primer lugar en su alma creyendo de que su alma cae y calla como el amor perdido de una dulce doncella. Cuando en su afán de dar con la mala suerte en creer en su alma si quedó como una cruel y vil y tan hábil vindicta, la cual, se encierra el temor de ser incierto como el amor de una dulce doncella. Y ella, se llama Teresa la frialdad de su alma siendo una reconocida doctora, la cual, se encerró en el tiempo y en el calor de dar con el alma funesta y tan clara en dar por consiguiente el dolor mismo y tan propio en el mismo amor y calor de ella misma en el alma desértica. Cuando en su mundo quedó como el mismo principio o como el mismo propio en dar con el sol la misma primavera que llegó después del otoño y después del invierno sosegado y de un sólo tiempo, en la cual, se siente como el mismo verano y tan caluroso como el mismo verano. Cuando en el altercado frío y como un témpano de hielo dentro de su alma fría se sintió fríamente indeleble y tan sosegada como el mismo frío final de toda su vida. 

 

Continuará………………………………………………………………………………………        

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de diciembre de 2021 a las 00:03
  • Comentario del autor sobre el poema: A Teresa, una fría muñeca, no le interesa nada más que ser vengada por amor, porque cuando era niña sufrió el abandono de su madre... Mi #49 de novelas cortas en el año 2021...Mi #87 de novelas cortas hasta el año 2021...Decidida en escribir éste año 50 novelas cortas 2021...
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 26
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Comentarios +

Comentarios1

  • Sierdi

    Tremenda historia.
    No culpo a la protagonista de la novela. Por alimentar tanta amargura.
    Muchas veces el daño causado, en la niñez, o en un pasado, no tan lejano. Es imposible de superar.
    Y al ver estas personas, las juzgamos, sin conocer su vida.

    La quiero felicitar, por su perseverancia, y lo bien que escribe.
    Cuando habla de novelas cortas, y veo una cascada,
    infinita de versos, que caen, sin fin.
    ¡Me asombro!
    Eso es un Don, que Dios le ha dado.
    Disculpe si la incomodo, por el comentario.
    Quiero desearle, que disfrute de unas felices fiestas, y que goce de muy buena salud.
    ...Y mucho animo para su novela No. 50 para este 2021.

    • Zoraya M. Rodríguez

      Éste año ha sido muy cuesta arriba con mis escritos y más con mis novelas, aunque estoy muy decidida en culminar un reto que me impuse a mí misma de realizar y escribir 50 novelas cotas este año, me falta una, que yá la comencé a escribir ésta trata de un amor en medio una guerra que desata después de Navidad...le vá a gustar mucho, gracias por leer Sierdi, y muchas felicidades para usted y los suyos....y que pases un año lleno de prosperidad, salud y amor y que sus escritos tengan mucha inspiración.....sus palabras me conmueven gracias por leer mis escritos...



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