No me gusta poner nombres

Entender la sustancia del verso, es sino, la mitad de la batalla ganada, desde la trinchera de una mirada, dicese que el poema es que el mismo en las notas de su entendimiento, que es para el, viento fuerte y sentimientos de adentro, que han de alocar la logica en la comprension de sus simientos y es que es mas facil entender el reflejo que rebota adentro, que el mismo poema que vuela en el viento.

La certidumbre de la verdad es en ella misma, una duda fina, que no es interrogante. ni de aqui, ni de alla, mientras sostenga la puerta hacia su origen con dulce propiedad, aunque ella desaparezca, por llamarse verdad. Y es que la fina logica de los versos, es una pregunta a medias que supone la semilla de un pensamiento y promete en ella narrar un cuento, mas que con la simple y llana pereza de abrir los sesos, con la amarga sabiduria de trascender un verso. La gente no entiende que extender lo que se piensa, es en si la comprension del porque de cada mañana, del donde de cada busqueda y del aqui de cada encuentro, es en esencia la idea compartida la que denuncia con vehemencia, que un verso es mas que una rima, mas aun que un simple poema, es mas bien la forma de entender el mundo, que se despliega en cada dilema se entienda.

En su entender mas simple, es el poema el medio de transporte de una idea vagabunda que no hecha raices mientras vive en el aire y gira en el tiempo, suponiendo en un pensamiento, su vida y su encuentro. La idea mas alla del viento, supone muchos de ellos, corresponde a perspectivas ajenas y propias en la medida del angulo desde el cual se le de contemplacion. La gente se confunde con facillidad cuando de ideas se trata y no esta demas, pensarle mientras esta presente y encendido el foco y buscarle cuando se ha entendido la importancia o relevancia de su escencia en logos.