En el umbral del universo mora
La infinita filosofía del horizonte
Contemplando los ojos eternos
Del agua y el jubilo de las flores
Lozanía viviente de los sentidos.
Pupilas invisibles del firmamento
Piel tersa de la infinitesimal deidad
Ritmo entre la materia y el alma
Oleaje de la luz ante el misterio
Monasterio necesitado de las oraciones.
En la tierra el desamparo envejecido
El viaje indetenible del tiempo
Cansados cuerpos y huesos corroídos
Por la mortalidad del olvido
La carencia divina de la humanidad.
La piedad enloqueció de llanto
Por la crueldad del indolente
La noche es tempano del tormento
La hermandad huyo despavorida
Entre rostros curtidos de la impasibilidad.
Otra vez los caminos sin partidas ni llegadas
Hay ausencia y encuentro en sus estancias
Los crédulos aman sus esperanzas
Arropan su espíritu para sentir sus pasos
Perseveran la vida vitalizando sus días.
La risa con toda su esperanza
Es la única ilusión de los desamparados
Rejuvenece la fe de los tenaces
No hay melancolías en sus sueños
Van edificando su propio camino.
EH
- Autor: ENRIQUE HORNA ( Offline)
- Publicado: 4 de enero de 2022 a las 01:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.