El viejo roble
guardaba mis secretos
celosamente.
En él quedaron
susurros veraniegos
que le ofrecí.
También suspiros
de pena y de tristeza
por mis deseos.
Pero, sin duda,
guardó mis alegrías
y mis sonrisas.
Porque las mismas
quería regalarlas
a otra persona.
Y esa eras tú,
mi linda mariposa,
cual Campanilla.
Te dibujé,
debajo de aquel roble,
en tantos sueños.
Allí entendí
las mil y una leyendas
que ambos vivimos.
Porque los sueños
de amor y de ilusiones
prendí en el roble.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/11/21
-
Autor:
Pyck05 (
Offline) - Publicado: 5 de enero de 2022 a las 08:43
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: Alexandra L
Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.