Entre tizas y cuadernos, mi rutina.
Nietos e hijos, mi alegría y mis desvelos.
Me olvidé de amores y pasiones,
y en mi soledad encontré armonía.
La pandemia sorprendió con el encierro,
ni tizas, ni cuadernos,
ni armonía.
Preocupaciones, insomnios, el susto en el pecho,
la esperanza, el cuidado, los consejos.
Nietos e hijos haciendo de las horas su porfía,
retaron con mascarilla a la lejanía.
Mi soledad creció sin explicarse,
mientras mi mente se sintió algo confusa.
Entonces yo me miré al espejo,
y hermosa me encontré ¡qué ironía!
Y no sé, yo juro que no sé,
regresó a mis días cierta musa,
que cantó en versos ardientes fantasías,
me hizo recordar que aún vivía y me hizo soñar.
Soñé con amores imposibles,
quizás hasta me ilusioné con el poeta,
que avivó mi pasión con bellas letras,
alimentando el ego de mi imberbe poesía,
y descubrió la mujer que en mí dormía.
Las semanas, los meses, iban pasando,
mi refugio fue entonces que escribía.
Regresaron los días
de tizas y cuadernos,
pensé que podría renunciar a la poesía,
pero mi mundo se volteó con la pandemia,
seguí escribiendo versos cada día,
seguí activa
y ahora no sé cuál es mi
perspectiva.
- Autor: Victoria (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de enero de 2022 a las 01:39
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 57
- Usuarios favoritos de este poema: Aida ☘️💟💥💫, Jorge Horacio Richino, Kapirutxo, Alberto Diago, Antonio Miguel Reyes, Mauro Enrique Lopez Z., Willie Moreno, bonifacio, Freddy Kalvo, Violeta, SOY.-, alicia perez hernandez, Carmen Ubeda Ferrer, Hugo Emilio Ocanto, Alexandra L, David Arthur
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