El velíz II parte

La llegada

Por Elizabeth A.Castillo Mtz.

Noviembre 17,2021.

El camino fue largo y en cada parada la chica se asomaba por la ventana para ver si se veía algún letrero que dijera que habían llegado, un joven que iba sentado al lado de ella le pregunto: ¿A dónde va señorita? – A Tuxtepec respondió ella, - no se preocupe, duerma un poco, cuando lleguemos le aviso, yo voy hasta allá, ella agradeció y trató de descansar, pero hacía frio y llovía mucho.

Casi a las 4 de la mañana el chofer del autobús anunció la llegada por fin a Tuxtepec. La chica se apresuró a bajar y el joven que viajaba a su lado le dijo que no se fuera a salir de la terminal que era de madrugada y que era mejor que esperara a que amaneciera, se sentó a su lado en unos viejos asientos en lo que parecía era la sala de espera y cuando dieron las seis de la mañana y empezaba a clarear, el joven se dirigió nuevamente a la chica diciéndole que por favor le permitiera acompañarla por seguridad, que le dijera hacia dónde se dirigiría y él la llevaba.

-Voy a la casa de la cultura

-Queda muy cerca, vamos, la acompaño.

Él tomó el veliz verde y se dirigió con ella a la mencionada Casa de la cultura, en el camino se presentó con ella, se llamaba Gustavo y trabajaba en la oficina de correos de una comunidad llamada Jalapa de Díaz, muy amable le recomendó que no dudara en buscarlo si tenía algún problema. Como relativamente estaba muy cerca, no tardaron en llegar, y en la puerta del edificio del lado del estacionamiento se despidió y se fue. Nunca más se volvieron a ver.

El portón del estacionamiento estaba abierto, así que no dudó en entrar, el velador se acercó a ella y le avisó que se abría hasta las nueve, pero que podía esperar, la llevó hasta la entrada de las oficinas y allí esperó hasta que justo cuando dieron las nueve llegó un señor muy agradable de buen porte que le preguntó- ¿Buenos días, vienes a la biblioteca? - Buenos días, no, busco al director -Soy yo, pasa. Al presentarse como la nueva maestra de Música él se sorprendió muchísimo, ella era muy joven, recién había cumplido los 19 años, le dio la bienvenida y le dijo que por favor regresara en la tarde para que se entrevistara con el subdirector y concretaran algunas cosas.

Salió de allí emocionada, con muchas ilusiones y se dijo para sí- Iré a buscar la casa de la madre del joven amigo de mi Papá, sin sacar la notita que el chico le dio, repetía para si misma Calle 16 de septiembre, col.Maria Eugenia….su instinto la guio, salió por el mismo portón, cruzó un boulevard maravillándose del verdor que prevalecía, había grandes extensiones de mangales, en lo que hoy en día es la plaza comercial, todo eso fue sacrificado…,continuó su camino, ella en verdad cree que desde que salió de su hogar el espíritu santo la acompañaba pues el camino que tomó fue el correcto, encontró la calle y solo una vez preguntó y ¿qué creen? Ese era el lugar.

Era una viejecita linda, muy amable que le dijo con ternura-Ahorita la asisto señorita, abrió un pequeño portón y la hizo pasar, le dio de desayunar y al terminar le preguntó:

- ¿Le gustó el desayuno?

-Oh claro que sí señora, muy sabroso, ¿era carne de cerdo verdad?

-Nooo, es carne de monte, tejón ¿lo había probado? Naturalmente que no, pero no se lo dijo, ella solo había probado el delicioso conejo de monte, ¿¿pero el tejón??Ni siquiera tenía idea de cómo era el pobre animalito.

-Después de eso la llevó a la que sería su habitación, toda hecha de madera, con techo de palma, un gran ventilador y la cama rodeada de un pabellón blanco, parecía una cama de princesa; por la noche supo por qué, allí abundan los mosquitos y otra variedad muy pequeñita que pican horrible y dejan un puntito de sangre en la piel, se llaman chaquistes, allí en esa casa pasó su primera noche en Tuxtepec.