Pusiste tu desdén en las venas de mi alma
y me dejaste balbuciendo
el amor que aún ahora te siento.
Quedeme petrificado, demacrado, desahuciado.
Con esa altiva mirada de adiós
la pasión que por ti guardaba la pulverizaste,
extinguiste cualquier esperanza,
Ya no eras mía.
Quise sostenerme para no precipitarme
a un abismo. Sórdido, pestilente, frío.
Pero todo fue grotescamente inútil
pues ahora que giras tu cabeza y te marchas
se disemina la tarde en mis ojos. Está lloviendo.
Y llueve en mi corazón.
- Autor: Sebafel ( Offline)
- Publicado: 16 de enero de 2022 a las 06:10
- Comentario del autor sobre el poema: Fue lo que salió, ojalá sea de su agrado
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Comentarios1
Acabo de decir en mi poema que los adioses duelen mucho, mucho tanto que las despedidas no deben existir.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.