//
Rara,
como encendida y atravesada,
tu alma loquita y alborotada.
De rodillas, y ante el sacro pedestal del templo de Afrodita, yo, Enrique Vicente García y De vita vengo a tus pies, mi amada señorita Sandra Valencia Isais, para declarar eterno e infinito amor a tu cuerpo y a tu alma, en la fe de que mis días y mis noches, y aún mi vida entera, apoyada en el amor de tus encantos, habrá de florecer en vida nueva, en vida larga y luminosa, en vida entera sin la vida hecha pedazos. Te pido que me concedas la virtud del noviazgo según los preceptos de las artes de tu magia. Prometo llevarte al altar de la más grande expresión del amor qué siempre espera una respuesta sin pregunta. Deseo alumbrarme en tus noches y fecundarte en mis días mientras dure el periplo de nuestra existencia terrenal. Y, si después de alcanzar las virtudes que dignifican el más alto sentido de la vida, se hiciera necesario multiplicar momentos para prorrogar la eternidad misma en el mismo sentir, y si aún al abrigo de nuestra grave esperanza, fuera imprescindible e hiciera falta más tiempo, prometo sostenerte en este amor indecible más allá de los límites de lo improrrogable, en el cosmos trascendental del más allá, dónde seguiré batallando por las mismas exactas bendiciones. Concédeme mujer la gracia de ser merecedor del designio de Pablo que todavía pregunta ¿¡vos qué hiciste por amor!?, y dame la bendita respuesta qué me espera. Que vos y el Dios de todas las alturas me salvén y rescaten. Amén!....
- Autor: 3nriqu3 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de enero de 2022 a las 13:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 78
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.