El adiós que se pronunciaba
fue la oscuridad de la noche,
fue la sentencia de la muerte,
fue del sueño la pesadilla.
Rompieron nuestras manos
el amor por el que se unieron,
el perfume de un amor sano
las rosas marchitas hedieron.
El silencio se volvió el refugio
de las voces resonando heridas,
y las caricias fueron golpes
encendiendo la llama de una partida.
Tal vez si hubiésemos callado ese día
y que quemara por dentro el fuego,
no seríamos cómplices del ego
y ni compañeros de esta agonía.
Ella mencionó su futuro sin mí
y yo la recuerdo hasta el día de hoy,
ella hablará con alguien de nuestro fin
y yo partiré dejando aquí su corazón.
- Autor: Fernández ( Offline)
- Publicado: 20 de enero de 2022 a las 18:18
- Comentario del autor sobre el poema: La misma historia aún se cuenta distino, y quizá lo sea siempre.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 51
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Comentarios1
Hay melancolía en tus versos sin dejar de estar bellamente bellos. todos los adioses son muy dolorosos. saludos poeta
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.