Caballo blanco majestuoso, asombras
la predispuesta mente juvenil
con tu histórica leyenda. Viril,
atento escucha el relato; le nombras
solemne perpetuador. Y las sombras
de un anochecer con estrellas mil
testifican el diálogo. Infantil,
el padre quiere convencer. Alfombras
de paja usan de cama –ideal-,
cubriéndose del galope incansable
con gruesas mantas de trapo. Y por fin,
tras amarga noche trascendental
se hizo la luz. Resultó ser domable
forma de viento tenía el rocín.
- Autor: J.R. Infante (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de enero de 2022 a las 08:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 27
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.