El miedo

Algo se estaba oliendo en el ambiente, las miradas se iban perdiendo y a la vez se volvían acosadoras e interesadas por saber, pero se guardó silencio, un silencio ya conocido por algunos de años muchos. El aire poco a poco fue oponiéndo al viento del mundo, y su densidad golpeaba las caras y las mentes.

 

Unos meses después, y de forma apurada se decretó el estado de pandemia y esta no es de esas morales que tanto daño le hacen a las personas y nadie habla de ellas. Los países fueron invadidos desde dentro y desde fuera, nadie lo esperaba pero el mensaje ya venía en el aire que cada vez era más crudo y más denso de respirar; el miedo cruzó las calles como un tanque de guerra. Una nueva guerra que había quedado olvidada en los libros de historia resurgió de pronto para marcar el siglo, poniendo el cuño en su forma de muerte.

 

El miedo y su forma de funcionar no falló en ningún punto, se esparció como se esparcen los mensajes en las colmenas, ejerció orden y control en su estado más caótico. El miedo y nuestro protagonista se encargaron de separar, limitar y enmarcar con firma propia aún más las diferencias sociales, los derechos de privilegios y la invisibilidad de los muchos por los pocos mientras voces idiotas decían y dicen que todo es mentira.

 

Salieron las pruebas y salieron los nombres, también salieron las acusaciones de un gobierno al otro, y de un vecino a otro. Las miradas se perdieron en las diferencias, muchos sentimientos afloraron pero se vieron obligados a no pasar de la pantalla y a esconderse detrás de las mascarillas.

 

Y ahora, cuando si o si hay que volver a la vida normal, o supuestamente a la vida normal que no es más que lo mismo de siempre pero más injusto, más pobre, más más y más que es menos y menos y menos. Pero entre tantas erratas y tantos aciertos hemos dejado de lado algo muy importante. El miedo, el instinto puramente natural que nos permite sobrevivir y mantenernos un poco vivos, que nos descansa en las noches y vuelve a la hora de despertar para aclarar...que somos humanos.