POPURRÍ DE TINTA OSCURA SOBRE HOJA CLARA

 Sentado junto a la fogata de nuestro amor, pienso en ti, al calor del fuego encendido, aquel que abrazo nuestros cuerpos desnudos; mudo testigo de placeres escondidos, que nos regalaron felicidad clandestina, cuando mis dedos dibujaban un corazón en tu piel acalorada, que deseaba mis labios.

Alguien corrigió nuestro poema, cuestionando mi amor, diciendo que es egoísmo y eso trajo cansancio a tus brazos y sequia a tus labios, los cuales

Dicen adiós, con la limitante de la distancia, lo dices así, sin sentir, mis ganas de ser el perfume de tu piel, de tu pelo y aliento de vida.

Yo te amé con un amor puro, profundo, quise conocer los secretos que guardabas en tu alma llanera, deje que penetraras en la profundidad de la mía; a pesar de ser tan distintos y estar tan lejos de mi alma peregrina;

Sin embargo, deje la puerta abierta para que entraras y me conocieras.

Ahora dices adiós, te agobió el cansancio, la distancia y los consejos,

Te cansaste de soñarme y las sombras de la luna te mintieron y aceptaste.

Por el cansancio de tus pensamientos hacia mí y la imaginación agotada,

Por eso dices adiós, sin sentirlo ni quererlo, porque sabes que no pasara.

Bueno, llego la hora del adiós, donde las lágrimas caen en el punto ciego del poema, se clavan como dagas y lastiman mis sueños, mutilando mi esperanza. No entiendo tu forma de fingir una realidad que no existe

Me niego a dejarte ir… ¡ME VOY CONTIGO! ; escribiremos la conclusión de este poema en la almohada de tus sueños y el cuaderno azul de mis versos.

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO Y TINTA OSCURA