Mi cuerpo fue vertical noche nocturna
titubeante forma que abarcaba tus predios
la insólita venganza de un relámpago casual
los vestigios de los pechos exigentes y duros.
No me importa que me arrojen lianas a los pétreos
ojos, ni los bocas ausenten su fatalidad de hormigón,
bajo los llantas de los coches, se pudren los niños
que supieron de tierra y vertederos antes que de asfalto.
No me arrebatarán las noches transformadas en aposentos
los escombros felices de una infancia traumática, ni los recios
soportales donde aullaba a la luna con rumor de plenilunio
en el espejo roto de las salas.
Haré un ramillete de ojeras con las faldas de los restaurantes
vacíos, quemando depósitos de arena en los rectángulos de las plazas,
y en su misma muerte, en su mismo deceso, un cromado llanto
de azul y cielo, fustigará mis labios por decreto.
Seré una escoba discreta y moriré bajo la encina.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 8 de marzo de 2022 a las 00:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Alberto Diago, Antonio Miguel Reyes, Lale Neda, David Arthur
Comentarios1
Como siempre te digo tus letras bien despacio para degustar todo lo que quieres expresar a muchos hombres los recuerdos de una infancia llena de miseria los hace levantarse aún más.... Me gusto tu poema que se alza y gime... Una ventura que muchas almas ignoran. Abrazo del Alma
Gracias en primer lugar Lale, por tu participación y honroso comentario a mis letras anteriores. En realidad, pienso que escribo bastante mal, lo que no obsta para que siempre esté escribiendo y emborronando páginas de Word. Mi infancia fue traumática y dolorosa, más mi adolescencia, pero lo que no te mata te hace más fuerte, eso es absolutamente cierto también. Un abrazo!
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