Nunca me sentí tan cerca, ni tan lejos
en esta escalera de esmeralda que siempre busqué
parecida a un infinito juego de espejos
donde las sombras van aplastando la cabeza de Yahveh
Confinado en voluntaria soledad
en el más oscuro de los viejos palacios sin ventanas
ceguera y silencio, donde habita esa deidad
como habitó el maldito, entre montañas rumanas
Es insano jamás ver al observador
es una maldad que trasciende todos los días y eras
tiene los ojos que se adjudica el inquisidor
la brutalidad de aquel que puede juzgar sin fronteras
No hay cercanía, caricia, ni beso
sólo hay distancia, la de aquel universo nocturno
inmensa, esa es la estructura, es el gran peso
que descansa sobre los inflexibles hombros del demiurgo
Un castillo de piedras y de sollozos
que, sobre la roca inmensa de la necedad, descansa
de este palacio oscuro, Dios es los calabozos
al que acudir, para atormentar, cuando hace falta
- Autor: Markku Leottinsson ( Offline)
- Publicado: 14 de marzo de 2022 a las 00:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
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