Manzanilla verde y rubia
con los bichos colorados
que me picaban sin asco
cuando de chicos rodamos
sobre el costado del campo
alrededor de mi casa
mientras jugábamos todos
buscando sapos y ranas
para espantarlos sin asco.
Manzanilla que crecía
haciendo un borde dorado
a las calles sin asfalto,
no se usaba para té
ni servía para nada,
solo un color de alegría
cuando mirabas la calle
con las zanjas de los autos
que por ahí transitaban,
sin importarles que a veces
la lluvia arrojaba agua
que con tierra hacía barro.
Manzanilla perfumada
de esos años de mi infancia
que juntaba para hacer
dibujos de estrellas raras
en el respaldo de sillas
con varilla entrelazada
de la cocina de casa.
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Autor:
Lucy (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 20 de marzo de 2022 a las 22:58
- Comentario del autor sobre el poema: La manzanilla silvestre es un yuyo, o sea hierba que no es para un jardín bien cultivado. Crecía al costado de las calles donde viví de chica. Da flores como pequeñas margaritas de pétalos blancos con centro amarillo brillante. Todo el yuyo no tiene más de 25 cm de altura. Traía en sus flores lo que llamábamos bichos colorados, muy pequeños, de color rojizo. Atacaban la cintura que los que osábamos rodar sobre ella, y dejaba un zarpullido que daba picazón por varios días. Desapareció cuando asfaltaron las calles de mi pueblo allá por los años 60. Es una hierba que tiene un perfume muy delicado que ahora recuerdo cuando tomo té de manzanilla.
- Categoría: Infantil
- Lecturas: 19
Offline)
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