Por Marina Ceballos
Bajo el inmóvil fuego de los cielos,
como peregrino iba por caminos desolados,
de cuando en vez, un descanso.
Alimentaba su vida
en su íntimo santuario.
Comulgaba en secreto
con su pensamiento,
alejado de toda vehemencia.
Reclinado bebió del dolor
hasta el fondo del cáliz.
Buscaba la ciudad eterna,
Se abre la vetusta puerta
ermita de Belén…
En la noche, el viento sopla
por el quebrado vitral,
[se escucha un coro universal].
Como estela deja rodar en sus mejillas,
lágrimas tristes, lágrimas de amor.
Despertó de su íntimo delirio…
dijo, -[El templo de Dios está
en el corazón de cada hombre]
Creía en su propia religión,
la de su alma, su pensamiento
al infinito…
Vivía en contemplación
hasta la suprema luz…
-Spinozianamente-, así habló -El Místico-
Tovar Mérida Venezuela
[email protected]
21/3/2022
- Autor: marinaceballos ( Offline)
- Publicado: 25 de marzo de 2022 a las 07:28
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Classman, alicia perez hernandez, david valencia tobon
Comentarios1
INTERESANTES VERSOS EN SU LECTURA.
SALUDOS POETA.
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