Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Automatizada la mecánica social
condimenta mi ensalada: sanidad
recomienda enmendar enfermedades,
la causa: la potestad de los infantes
bajo un foco infernal, locos profanos,
fundadores del caos aquí orquestado...
Sucesivas renuncias ensucian el blanco
con chiyidos, y los yantos de los gatos
son como sismos temblando al mismo
nivel subterráneo, superado el límite
físico, el filo del espacio donde vivimos
el desarroyo escrito, cayados, sin interés,
aparentemente débiles, pero invencibles,
héroes a quienes se exhime del deber
porque mucho los temen los infieles
y además prefieren libres luchar
por lo bueno que tiene este lugar:
la noche se sobrepone igual siempre,
se hunde el mundo despues, fugaz,
en el barro oscuro del cual nacerá
uno nuevo, magia: el huevo se resquebraja,
desde nada asoma la faz (ahora es verdad)...
Otra paradójica ganancia: derrotar a la máquina
cuando funciona la trampa y caen las máscaras,
los cuernos del duelo diabólico, días borrosos,
alquitrán en un pozo, lágrimas de luz, aplomo,
aerosol filantrópico, peces agudos, cuyos picos
rayan el cristal, el tan sucio muro que bonito pinto
(la prostituta policía consulta en su biblia leyes,
mientras continúa la buya intrínseca al rebelde...)
- Autor: Romey ( Offline)
- Publicado: 28 de marzo de 2022 a las 15:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
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