Aquel era un buen lugar
para descansar
a tientas con el mundo,
arropado
en el ramaje
de mis palabras escritas,
viendo cruzar tu débil
sombra la línea del horizonte.
Todo lo que trazaba
sin descanso el humo
enajenado de mis sueños.
Tibios versos,
horas sin tiempo...
tuyos eran los presagios,
tuyos fueron.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.