- Inexplicable -

 

Conversamos, jugamos, es rítmico, armonioso, sin pausa,

pasan las horas, estoy de espalda a la puerta del patio,

tu delante de frente a ella, diariamente, años,

nadie sabe de nuestra amistad sin ser convenidamente secreta

es así, no más.

 

Un día cualquiera enfermo, me afiebro, deliro,

caigo por las escaleras

me destrozo en mil pedazos,

se repite la misma escena una y otra vez,

interminablemente,

pasa una semana, estoy convaleciente.

 

Se pierden las llaves de la casa,

sin saber cómo, sé dónde están,

las encuentro en un lugar impensado, oculto,

en cosa de segundos,

no soy yo quien las he dejado en tal lugar.

 

Estoy lánguido en la cama a las 4 de la tarde,

soy niño,

sube al dormitorio mi padre y conversa conmigo,

yo me levanto y veo que estoy caminando hacia la puerta,

giro y me veo que estoy en la cama, simultáneamente.

 

Ya joven, estoy en mi casa,

al mismo instante,

me encuentro en le Quartier latin en París,

paseo vívidamente,

mucho,

estoy ahí de cuerpo y alma,

respiro y siento,

charlo con la gente,

en francés,

me divierto,

de repente,

reacciono,

y me digo,

ni siquiera he ido jamás.

 

Pasados los 21,

estoy sentado en un sillón de mi casa;

sin embargo,

en un lugar de múltiples salones de baile

danzo con una mujer hermosa,

los recorremos tomados de la mano 

uno tras otro,

bastante gente,

imponentes y bellas edificaciones,

lucen espléndidas,

es en un lugar de jardines en California,

son recorridos intensos,

sorprendentes,

más permanezco en el sillón.

 

Hace muy poco,

tal vez tres meses,

por alrededor de 7 días,

no puedo controlar mi mente,

está desatada,

la observo,

piensa independiente de mi voluntad,

a una velocidad nunca por mi ni siquiera imaginada,

hace unas relaciones complejas,

fantásticas,

llenas de sentido,

geniales,

agotadoras

 

...