Al viento, un beso,
le mando que te deje,
sobre tus labios.
Si sabe a poco
te enviaría otros besos
con la resaca.
Tendrán salitre
y miel, bien destilada,
para tu lengua.
De todas forma
el beso está en los versos
de este poema.
Y va con ellos,
latiendo sin descanso
hasta tu lado.
Buscan tu cara,
sus labios temblorosos
y tus suspiros.
Pero los sueños
son rimas y utopías
casi imposibles.
Algunas veces
se ven y cristalizan
y hasta se sienten.
Yo quiero el beso
que vuelva de tus labios
hacia los míos.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/04/22
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