Yo era una tarde de invierno,
tristeza y cenizas que remarcaban mis ojos;
los restos de un incendio provocado por la desilusión, las
ruinas que quedan cuando todo se destruye;
un poema cansado de ser
casi especial.
Vos eras un paseo por el campo un día de septiembre; un
cumpleaños sonando como canción en marzo; el olor al pasto
recién cortado; el abrazo de reencuentro después de no verse por
mucho; el sentirse cómodo un domingo por la tarde; las
discusiones que en el fondo son solo nuevas formas para decir
lo que sentimos.
Entonces,
un día de primavera que parecía de verano,
sin cartas ni mangas, sin lentes y con ganas;
otra vez nos acomodamos.
Vos lamiendo mis tristezas y yo emparchando tus heridas;
cosiendo tus roturas mientras vos llenabas mi almohada de
buenas noches; descansando empezamos a sentir los latidos y la
música a tener mucho más sentido.
El tiempo que corrió,
la noche que parecía no moverse
y el frío que se hacía calor. Mirarte fue deshielo y juntos
hacernos agua. Cuatro paredes haciéndose maceta, dos personas
una historia y una pregunta viéndose a los ojos:
¿Qué has visto en mí? Y yo dándotela en un título.
- Autor: Lupinbec (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de abril de 2022 a las 18:11
- Categoría: Amor
- Lecturas: 53
- Usuarios favoritos de este poema: migreriana
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