Nueve de Abril del Dos mil veintidós

Moisés Sánchez

Embriagante sabor de tu recuerdo con vino,
melodiosa la habitación con el silencio de tu ausencia
y una emoción saliendo de mi pecho
de saber que ya no serás nuestra:
no te sorprendas,
hablo por mi y mis mañanas,
hablo por eso que jurabas,
hablo por mi y por ti,
por no cumplir,
por la memoria de lo que no fue y lo que era,

Habiendo un lenguaje
que solo tu y yo entendimos,
te hablo con señas
deseando de mi, tu olvido.

Que en tu cuarto no me busques en las sombras,
que no oigas en voces ajenas mi apellido,
que en el rompecabezas de tu cuerpo
no te falten mis brazos,
que de tu piel se pierda el olor de mis besos
y de tus recuerdos mi retrato. 

Deseo que olvides el olor de mi comida,
que no quieras que te apapache
y que te diga mi niña,
que no quieras que de tus inseguridades te proteja
y que te haga sentir de mis ojos la reina.

Anhelo que eso suceda,
porque si, puede que te extrañe,
pero de eso a que vuelvas
me rehúso a que pase.

Te llevas mis bendiciones
en cada paso que des,
para que camines al amor
y nunca mires al desdén.

Deseo, corazón, que te vaya muy bien,
para que de mis suspiros salgas
y nunca quieras volver.

  • Autor: Moisés (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de abril de 2022 a las 03:36
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 36
  • Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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