Es ella, entre los bosques
como una sombra surgiendo,
poderosa.
Vuelve de su reposo
como un sueño terrestre
y se acuclilla a beber de las fuentes
que crecen de mí a esta hora.
Que se calle para siempre.
No me importa lo que sienta.
Sé que es todo una mentira.
¡Vete!
Déjenme que cuente
una vieja historia
envuelto en placeres
sin acomodo.
Sobrándome apariencias
puedo destacar que es lógico
perderse algunas veces
donde te escondes...
Mi cabeza a las vueltas
tiene asumidos los montes
de fauna amarilla
y de la verde hierba
el suspiro más tímido.
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