“OBITO”

ENRIQUE HORNA

La muerte no tiene fidelidad ni compasión

Extrae la corporalidad de nuestras pasiones

Carga sin dolerle la hondura de su secreto

Arquitecta  de la tumba de los silencios.

 

Hado mortal de la peregrinación humana

Birlando piel y huesos al corazón viviente

Difuminando la posteridad de las ilusiones

Trocándose en remoto lo reído y llorado.

 

La vida es feudataria entre su horizonte

Temporalidad sublime del ser y no ser

Ritual repetido para eternizar al espíritu

Irresuelta andanza angustiada de lo finito.

 

Conciencia misteriosa del azar inacabado

Libertando al alma de sus dolientes apegos

Abriendo la ventana a la sedienta esperanza

Todo y nada en la paz inmortal del sosiego.

 

Atadura inherente al ahora de la existencia

Sobrenatural fuerza ineluctable e incompresible

Nadie escapa a su inaplazable cita del más allá

Solo el amor nos hace relámpago de lo eterno.

 

 

EH                              

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