Tiene gracia a estas alturas.
Un corazón con remiendos, una vida reinventada, un dolor al que ya llamo amigo. Cuánto pueden pesar 27 años.
Y aún hay quien no cree.
Pobre del ingenuo que no ve en mí la fuerza.
Y pobre de mí, que saco la misma del odio y del desprecio.
Esperanza, no estás muerta. Sólo estás durmiendo. Aguardando tu momento.
Eso es.
Volverás. Pero ahora no te necesito.
Ahora mi combustible es otro.
¿Me estoy perdiendo?
Los que me conocen dicen que sí.
Los que no, que quieren ser como yo.
Más ingenuos, maldita sea.
No te acerques a este fuego, o te quemarás.
Mas no lo niegues, o haré que te queme.
Algún día volveré a ilusionarme con los primeros rayos de sol de la primavera.
Algún día, la nieve en navidad me llevará de vuelta a la infancia.
Pero ahora toca luchar. Cualquier precio es poco para quien está dispuesto a dar la vida.
No volverás si no lucho ahora. Si no me muestro digno de ti.
Esperanza, vieja amante, duerme, yo te cuido. Tú cuida de la ilusión. Esperadme, por favor.
Todo esto es por vosotras.
-
Autor:
An0nim0 (
Offline)
- Publicado: 16 de abril de 2022 a las 22:48
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.