Prendido al sol que me abraza,
en la sal de mi alma,
la mar me observa ondulante
y me interroga.
La mar me ofrece el abismo
y lo eterno.
Yo, que no anhelo la eternidad,
deseo morir en tus besos,
en el oleaje indómito,
en la espuma blanca
que me arrastra hacia el fin,
por tu bondad.
En tu risa,
en tu cuerpo, en tus caricias,
en el sabor infinito
que se esconde en tus ojos al mirar…
la mar, la mar me observa y me habla,
la mar me promete y me ofrece
un cielo de ¡eternidad!
Pero yo la niego.
Yo quiero tu principio y tu fin,
tu alma, quiero disolver
las arrugas de mi felicidad
en los brazos que me conducen hacia ti,
que me susurran de ti,
que me balancean en sus olas,
y me revelan, con dulce verdad,
ese principio invisible
que no es sino tu eternidad…
- Autor: poetalibre ( Offline)
- Publicado: 17 de abril de 2022 a las 18:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: Texi
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