**~Novela Corta - Ingrato Amor - Parte II Final~**

Zoraya M. Rodríguez

Si para Ingrid, lo de buscar a ésa mujer, sólo la llevó por la vida y más por el mundo hallar lo que más ama su corazón, sólo se tardó mes y medio. Cuando en su alma se dedicó en fuerza y alma lo que más conlleva una atracción de creer en el soñar de un deleite y tan delirante como el poder ser el amor de ésa mujer que ella Ingrid ama con todo su corazón. Cuando, de repente, se vió fría como el hielo o como el invierno que pasa en el pueblo. Pero, sí, con el ígneo del sol de ese atardecer Ingrid se marchó lejos en busca de lo que ella más ama a ésa mujer con que ella quiere marcharse y buscar, ver, observar y vivir mundo. El mundo para ella era muy pequeño y muy real para ser verdad. Cuando en la alborada se electrizó su forma de búsqueda infinita por ésa mujer que le hace el amor como ella quería. Porque esa noche de discoteca fue la más grandiosa para ella y como diosa fue ésa mujer. La quiso amar y fue su primera experiencia sexual, pues, en su mundo sólo tenía dos cosas importantes, una era el amor de ésa mujer y la pasión que la llevó lejos del mundo y esconder en ser lesbiasna. Nadie vé con buenos ojos que Ingrid fuera lesbiana, y así se casó con Rodrigo para mitigar comentarios y habladurías y murmullos a los lejos de su propio mundo. Cuando en su mundo se vio atormentada y tan fría como el hielo en pleno invierno. Y buscó a ese amor, a su único amor, a la que ama con todo su corazón, cuando en su bien puede ser como el ocaso frío, o como el ígneo del atardecer frío, y se fue e busca de ésa mujer que ama Ingrid. Pasó por el barrio, pasó por el pueblo, por una cafetería, por una panadería, por un parque, por un cine, por una iglesia, y ahí se detuvo su alma y más su corazón quería llevar a ésa mujer al altar y más que fuera para siempre su mujer. Cuando, de pronto, se imagina esa boda, ese enlace nupcial, ese matrimonio, pero, está casada con Rodrigo, ahí bajó del cielo y no quiso pensar más. Cuando en su mundo se vio apaciguado, en calma y en plena tranquilidad y con una paz, en un momento cuando en su alma quiso que fuera así, como el tiempo en cada redención. Cuando se encrudece el tiempo y más el momento en que se determina el desenlace de creer en el corazón un solo latido en el alma buena y quería amar a ésa mujer que en el instinto se dio como el buen consejo. Y de creer en el alma ingrata cuando en el instinto se vio como el pasaje de ida y sin regreso. Si en el embate de dar una sola solución se identificó el desastre de creer que en ese mismo mundo se halla la mujer más bella del mundo, a su único amor, el que en el alma y en el corazón se encierra el deseo y la buena cosecha de un rosal en el jardín del corazón de su propio mundo. Si en el alma quiso ser como el deseo o como el mismo instinto en que se siente como el deseo de ver el silencio en cada debate del alma a ciegas. Y sintió el deseo de un nuevo atardecer cuando se marchó lejos de aquel hogar sin amor y que lo abandonó por una terrible discusión que por poco llega a un desenlace fatal. Porque cuando el alma interrumpe en un solo destino frío y tan mal inconsecuente se vio mortífera y mirífica como el tormento nuevo de un nuevo día y más en ese mundo que le atraviesa el camino y tan frío, como el ir y venir lejos de allí mismo. Si en el alma se vio sosegada e impasible y llena de una esperanza clara y en una tranquila descendencia. Porque cuando en el alma de Ingrid se vio entristecida y por algo como el final de un instante en que se cuece el delirio mágico de creer en el alma desértica llorando por buscar a ese amor en el mundo que la tenía como si fuera el mismo sol que como brújula la guía. Y en el tiempo y más en el ocaso frío se sintió como el mismo final y en un terrible desenlace final de creer en el alma una sola verdad en que el instante se dio como el alborada llenando el atardecer frío y de un ígneo color en el alma de Ingrid. Y Ingrid se vio y tan fría como el acecho y como el sólo capricho en querer hacer de un sólo final en que el deseo se vio fuerte como tan débil el instante en que Ingrid se cuece de verdades efímeras porque cuando en el alma se sintió aferrada y aterrada a perder a ese amor, se vio y tan fría como el deseo vivo o como el instante en que se sintió como el final de creer en el alma en una sola mala situación. Cuando en el alma se aferró al mal instante cuando en ese mundo en que ella quería marcharse con ésa mujer a ver mundo y a viajar por el mundo. Y sintiendo el suave desenlace se creó como el ir y venir lejos de un momento a otro cuando en el mundo se vio efímero, pero, tan perenne como el tiempo y tan largo. Y quiso Ingrid hallar a  ésa mujer en su mundo perdido en el tiempo. Porque cuando en el cielo se intensificó el instante en que se sintió como el fuerte mundo, pero, soslayando en el alma desierta como una lluvia que cae del cielo en un tiempo invernal. Porque cuando en el alma se sintió como tan suave o como tan delicado es el tiempo. Porque cuando en el alma se cree en el instinto mágico de creer en el alma sin más que el instinto suave y delicado como el más de los instantes cuando ocurre el mal trance de la verdad. Cuando en el alma de Ingrid se sintió como el dolor y lo que más quería Ingrid, era la fuerza en dolor y en el alma una sola insistencia en que se cuece el alma de deseos nuevos como el de converger en el alma una sola sensación. Porque cuando en la desventura de dar un infortunio a la verdad se hizo y se electrizó la forma de creer en el alma muerta de creer en el combate de dar a toda verdad. Cuando ocurre el transcurso y el trayecto en ir y a buscar a ésa mujer, por la cual, ella está tan enamorada y que la ama a pesar del instinto en que ella quería en ser una sola mujer, en la cual, se siente como el desafío y tan frío como el ir y venir de tan lejos en busca de ésa mujer, por la cual, se intensifica más y más el querer amarrar el alma en un buen deseo en hallar a esa mujer. Y camina por la avenida, por la calle, por el comercio, por el trance de la verdad y por el trayecto efímero de la esencia. Cuando en el alma se dedicó en cuerpo y alma y corazón y vida como la del viñedo de la vid, elaborando el vino más caro de la ciudad. Y se fue Ingrid como el destierro o como el ostracismo más irreverente de creer en el alma desierta como el mismo instinto de dar como el fingir de alma y de calor en el camino. Como cuando en el alma a ciegas de un sólo tormento se vio fríamente inocua la trascendencia de una infelicidad autónoma de creer que su amor ya se había marchado lejos de ella misma. Cuando en el alma se sintió como el deseo o como el delirio delirante de una fiebre en la misma alma en que se dedicó en fuerte atracción en dar lo más conveniente en decidir que su alma llora por el amor de ésa mujer. Porque cuando la verdad de ese débil percance de no hallar a ésa mujer se fue Ingrid por el atajo más corto, por el tren de la vida y por el acecho de creer en el instinto una sola verdad. Porque cuando en el nefasto de los ocasos se vio atormentada de lluvia y de un frenesí como el alma de una verdad a cuestas de la sola razón. Porque cuando en el alma de ella de Ingrid se sintió devastada, desmoronada, y derribada en el tiempo en que se cuece el alma y tan fría se dio cuenta de algo. Y de que su propio instinto se tornó desesperadamente abatido y tan herida hacia la esencia de un solo porqué y tan desnudo. Cuando el alma se intensificó de iras y de desavenencias estúpidas y tontas y tan lerdas como el mismo instinto suave y tan delicado como el ir y venir lejos de la vida misma. Porque cuando en el altercado frío se sintió como el pasaje de ida y sin regreso se tornó inconsciente de espantos nocturnos cuando en su afán de dar a luz su único amor que Ingrid busca, sólo se intensificó la era y de un sólo porvenir incierto. Si dentro del ocaso vivo se sintió como tan suave el desenlace final de hallar a ésa mujer como el mismo instinto de creer en el alma con la única verdad de dar con la verdad en que se sintió como el suave y delicado como la misma fuerza en querer amar lo que más duró en el trance de la vida perfecta al lado de ésa mujer que Ingrid ama con todo el coraje de su corazón. Cuando, de repente, le llegó la premonición o el vaticinio de dónde hallar a ésa mujer que ella ama con su alma entera. Y era la discoteca. Sí, allí, donde la conoció y que es asidua a ese lugar, por la juventud que va allí a disfrutar la vida y más que eso con la hermosura que de ella emana. Cuando en el instinto se abrió como el deseo inocuo o como el trance de la misma verdad, en que se cuece el desafío de dar con la única verdad siendo un desenlace final de dar con ella. Cuando en el altercado frío se vio atormentando fríamente el ocaso en ígneo del sol, como el ocaso nuevo en cada ilusión por amor a ésa mujer. Si cuando sintió el suave final en encontrar y hallar a ésa mujer en la discoteca y si era tan fría como su propia alma. Porque cuando en su camino halló a un transeúnte en su camino pedregoso y con destino hacia la discoteca y se halló como una paloma herida, la cual, significa que su vida cae herida como la misma guerra en cuestión de una sola salvedad. Cuando en el instinto se cuece como el mismo reflejo del mismo sol en cada ilusión. Si Ingrid se tornó desesperadamente trascendental, y con un mal genio de creer en el alma una sola verdad. Y vivir por vivir quedó Ingrid sintiendo el pasaje de ida y sin regreso y más sin un ocaso inerte en dar una sola verdad. Cuando en el altercado frío se dedicó en ser la más fuerte de todos los ocasos fríos que dentro del instinto de Ingrid se tornó imposible como el ademán frío de un porqué desnudo. Cuando en la alborada comienza como un pasaje de una pasajera vida. Si fríamente se sintió como el acecho de dar una verdad fría y mal inconsecuente en creer en el alma al acecho de una sola salida. Porque cuando en el alma de Ingrid, se vuelca desesperada es cuando quiere con ansias hallar a ésa mujer, sí, en la discoteca cuando la conoció. Y sintiendo el murmullo ajeno y de unas habladurías y tan perennes y tan eficaces, porque aunque todo era chisme era la pura verdad, y que aunque doliera en el alma, Ingrid había abandonado a su marido Rodrigo y dejó frío al hogar que con mucho ahínco construyeron juntos. Porque en el instinto de sentir el silencio se dedicó en cuerpo y alma a dejar el estrés a un lado de la vida misma. Porque en el alma de un sosiego y de clandestino rodaje se intensificó la alborada de creer en el alma como un bello atardecer que llegó con un después atormentando la vida misma al caer en un ígneo sol de un bello atardecer. Y se fue en el tren de la vida, y más en el navío o en la embarcación de ese bello atardecer con color ígneo color. Cuando en el tiempo y más que eso limpió y barrió todo suelo y más que eso caminó desde que el silencio se hizo soledad y desde que en el cielo cayó la tempestad. Cuando en el albergue de su pobre corazón, se intensificó un ademán y tan frío como el ir y venir lejos dejando abierta la puerta y la ventana del suspiro como el respiro de una decepción en no hallar a ésa mujer en su camino y tan pedregoso como lo fue calmar el alma en querer amarrar el horizonte cuando logró llegar al litoral en busca de esa discoteca. Porque cuando en el embate de ser una comidilla social se vio herida y compungida de espantos nocturnos cuando en el trance de la verdad y tan efímera como el haber sido adolorida como y tan insegura en poder creer en la única verdad de dar con la única salvación de ese amor que ella ama y con todo el corazón. Se vio fría y con un ademán frío y con un mal inconsecuente de dar la única osadía de dar con la verdad y tan real como la pureza del alma a cuestas de ese instinto en que ella cree que ésa mujer se halla en la discoteca. Cuando en el trance de la verdad se aferró al desierto frío y tan crudo como la misma realidad en querer convencer al alma fría de una injusta injusticia por no encontrar a ésa mujer como el gran amor de su vida y de su corta existencia que ya le queda por vivir junto a Ingrid para marcharse a ver y observar mundo. Cuando en el universo frío y devastado se tornó inocuo como el transcurso del camino en querer amarrar el alma fría a un desierto frío. Como que el vicio autónomo de la verdad se intensificó lo fuerte de lo débil de un desierto efímero en querer combatir la esencia y la mirada en cada recelo de la vida misma, porque cuando en el embate de dar con la única presencia de ésa mujer sólo se vio y tan fría a su pobre alma en querer amarra el silencio en cada nuestros pasos por la vida misma. Cuando en el alma de ésa mujer se convirtió en esencia como lo más inerte de un solo atardecer como el ígneo color de ese bello atardecer. Cuando en el alma se siente como el ocaso vivo de creer en el alma desértica en cada abrir y cerrar de ojos. Porque cuando en el alma de Ingrid, se tornó en exasperación se tornó eficaz como el viento o como la misma agua en la cascada en querer amarrar el secreto de un viernes cuando ocurre en la sola desesperación en poder creer en el alma dando preámbulo al mismo contemporáneo tiempo. Cuando en el alma se sintió como el desastre de creer en el alma a ciegas desnudando la esencia y la forma de creer en el embate de dar una conmísera atracción en converger en el alma desértica en poder dar una sola solución. Y le queda una sola vuelta para hallar la discoteca y a ésa mujer con el amor en su pobre corazón y más en su rica alma un gran deseo. Porque cuando en el alma de Ingrid se vio el ingrato amor de Rodrigo, pensó en hallar a ésa mujer y, sí, que la halló en camisas de hombre, con cara de hombre y nombre de hombre. Y no era que se había convertido en él como un trasnsexual, no, nunca eso, ni de tal semejante cosa. Y, sí, que era su alma desierta como un mar abierto y su corazón en impetuoso destino por un camino pedregoso y tempestuoso de querer amarrar su camino lleno de cruces abiertas. Porque cuando en el delirio frío automatizando la espera de ver el cielo de gris tormenta se vio en el trance de la verdad en buscar y hallar a ésa mujer y tan clara como el ocaso y como el ígneo del sol abierto en cielo. Porque y todo como la pura verdad se aferró el destino mirando al sol y en contra de toda verdad se miró a su propio espejo en su alma y fue que el ingrato amor de Rodrigo llamada Ingrid, halló lo que nunca a ésa mujer llamada Rodrigo. Cuando siempre quiso amar a otra mujer, pero, no, no era otra mujer sino que es Rodrigo, y así, es su nombre y la halló como siempre en la discoteca y siempre en su propio corazón, si así lo quiso Ingrid y siendo la pesadilla para Rodrigo vuelve la relación a florecer, y más con la mujer que ella ama, si es Ingrid el ingrato amor de Rodrigo. Si halló a ésa mujer la que Ingrid quería hallar y la buscó y la encontró. 



FIN

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de abril de 2022 a las 00:01
  • Comentario del autor sobre el poema: ~ * ~ Sinopsis: ~ * ~ Ingrid el ingrato amor del ígneo atardecer es la pesadilla de Rodrigo…cuando se vá con otra mujer a pasear la vida y ver mundo…encontró en Rodrigo a ésa mujer que Ingrid busca y la halló… Mi #7ma novela corta en el año 2022…Mi #95 de novelas cortas hasta el año 2022…
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 18
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