Fármaco etimológicamente significa remedio, es un veneno que inoculamos para potenciar las defensas, para provocar la reacción defensiva y poder luchar contra el veneno que nos enferma, que es el mismo que inoculamos. Remediamos el mal con el mismo veneno. Lo que nos cura nos mata. La identidad es un fármaco, nos remedia, nos calma de la inanidad del ser.
Veneno eres
y en veneno me convertirás.
Eres perniciosa, eres leche fuera de fecha,
Eres todas y cada una
de las sílabas que te componen:
ve-ne-no mortal y maléfica.
Fármaco soy, por tu obra y gracia.
Fármaco que llueve sobre mojado,
ceniza sin cenicero, sin cigarro,
sin humo que manche el esmalte.
Me desmigajé como yedra seca,
me espolvoree cual predicado sin verbo
y me detuve en tu rostro, tu veneno.
Por entre tus sábanas se me escapó
el aliento de tus sílabas: ve-ne-no.
Tu boca me supo a pomelo rojo,
tus dientes, a caramelo de anís
con un toque de cilantro, y tus ojos..,
tus ojos: qué-decir-de-tus-ojos
cuando hisopean ballestas
contra el fracaso de mis murallas.
Mi identidad, fortin que se resquebraja.
Mi reino, desbarajuste de armas y espadas.
Mis sueldos y jornales, fisco en bancarrota.
Tus brazos, ejército que entra a saco.
¿Mi mérito? Resistirte cerco tras cerco.
Mi error: echar gasolina al fuego.
¿Mi deseo? entregarte mi sangre
en cazos bien llenos, y que te la bebas
hasta el último sorbo, y que devengue adn.
Que esa sangre, que se derramó muriendo,
viva el eterno sueño de los justos, y vayas
haciendo maletas y empeños para irte,
para siempre irte de mi vera sin tarjeta,
sin visita ni número de teléfono en el vestíbulo.
Ya hiciste tu efecto fármaco, veneno, ponzoña
o como quieras darte en llamar en las crónicas.
Mi identidad papel amarillo cuya cáscara
se derrama entre los resquicios de tu tiempo,
y tu leyenda quedará para ser cantada
por bardos y cronicones, por homeros y Hesíodos
de turno; esos que rezan de noche en los bares...
Aquí yago, sentado, esperando sentencia,
y cuenta, ve contando a la soldadesca
lo que te venga en gana que yo sé...
Que yo sé de qué percal está hecha la tela.
Venga, entra, caliéntate que hace frío
y olvidemos lo que de aquí para atrás se cuenta.
Fundámonos en la química de este veneno
que nos queda y dejémonos sentir,
porque sentir es lo único que la piel nos deja.
Lo que nos queda...
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de abril de 2022 a las 15:54
- Comentario del autor sobre el poema: A veces un antídoto se queda en aguas de borrajas ante la intensidad de un vendaval.
- Categoría: Familia
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Laura Caffieri
Comentarios3
Hermoso, erótico, descriptivo, fino y bellamente sensual. Nos es para menos, la imagen lo dice todo y más. Saludos poeta, me encantó.
Me alegra que te guste Raiza. Ya sabes, tienes aquí llave para quedarte o irte, lo que quieras. Un abrazo,
Saludos poeta y gracias por aceptar comentarios sin reparos. Mis respetos.
"Fundámonos en la química de este veneno
que nos queda y dejémonos sentir,
porque sentir es lo único que la piel nos deja.
Lo que nos queda..."
UFF QUE FINAL!! QUE BELLO Y PASIONAL POEMA! TE FELICITO ALBERTO! UN BESO DESDE ARGENTINA
Otro para ti Lau desde Sevilla. Me alegro de que estés...
Un sacudón de aquellos.
Gracias Albertín por ampliar horizontes.
Un gigante abrazo poeta
Qué significa un sacudón de aquellos? Un abrazo Carlos.
Un remezón dentro, total. Albertín
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