Sin título

Haz Ámbar

Es como tocar el alma y no más, 

aquí acurrucada 

bajo la quietud soberana que a los árboles da aliento, 

y un temblor pavoroso y varonil se hace sentir

carbonizando la sangre pinzada al borde de un solo nervio, 

que engreído ennegrece la reverdecida oscuridad, 

desbordando con todo esto

el río se mezcla altivo

y susurrando al oído encontrado escondido 

tras el tronco de cada ser, en caras verdes respondido, 

él no se anda por las ramas

honorable señor, qué contarle, qué hable

qué hable si en verdad las piedras de todo un lecho viene de domar, 

bogando acostado y sin hogar

casi roza al pasar de mi alma la costa

de mi alma que está ya decidida

al asalto, al salto a tierra viva

ella también quiere ver nacer de lejos

su reflejo y pareja

el dedo que señalando se aleja, 

aún cuando las gélidas rejas en punta encharquen la piel, 

también resistir vuelto de puro cristal, 

tan seguro y sin rechistar tirar y tirar

hasta que una cobra

de color, calor y valor recobrados

se excita y pitorrea al final. 

 

Mea, alma mía, mea. 

Por ti va. 

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