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Escribo un poema.
Fuego negro sobre fuego blanco.
Cada letra es una montaña,
un crucigrama profético,
un punto de encuentro
que entrelaza paradojas otoñales.
Cada palabra, un ser viviente
con los que dialogo a gusto,
como si fueran ángeles o demonios.
Percibo esa fuerza vital,
la energía que invade mi alma
y la hace explotar de placer.
No sé si soy escriba, soñador,
masoreta o delirante.
Así como la mano no puede
sostener un pensamiento,
un poema no tiene calificativo.
Me permite ver sin ojos
porque controla
las almas de las estrellas.
- Autor: Heliconidas ( Offline)
- Publicado: 25 de abril de 2022 a las 22:57
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Mauro Jesús (mallito)
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