Deja que apoye
mi frente en tu regazo
y que descanse.
Limpia mis lágrimas,
perdona mis pecados,
dame tu paz.
Es la plegaria
que escapa de unos labios
que te aman tanto.
Y que te llaman,
te buscan en las sombras
y en la distancia.
Quieren la esencia
que dejan tus palabras
y tus caricias.
También precisan
el labio que les deje
candor y amor.
Deja que sueñe,
que forje fantasías,
junto a tu cuerpo.
Seré ese niño
con ojos soñolientos
que se ha perdido.
Y dormiré,
contigo, si tú quieres,
mientras te abrazo.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/05/22
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 1 de mayo de 2022 a las 08:33
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque
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