I

Tú sonrisa es la primera causa
del efecto mariposa,
porque con ella has cambiado mi mundo,
has cambiado mi amor y mi rumbo.

Y con ella logras mil metas,
trasciendes verdades,
brillan los cometas.

Has hecho de este planeta
un lugar habitable,
para mí y para otros,
para los bosques sin nombre.

Con tus ojos has mirado
a través de almas y fronteras,
con ellos enamoraste
a todos por donde fueras.

¡Y enamorarse no es romántico!
Es un acto de rebeldía,
rompiendo con las causalidades,
para dejar reinar a las casualidades.

Porque conocernos siempre va a ser azar,
y que te ame tanto también lo será,
porque que la paz reine en el mundo
solo tú lo decidirás.

Porque tu alegría es símbolo celeste
de un cielo despejado
donde el sol más grande brilla,
y nosotros cual girasoles
te admiramos inconclusos,
esperando que tus rayos nos brinden alegría.

Eres lo justo y necesario
para que nuestro campo de flores
florezca esta primavera,
y para que los árboles brinden sombra,
para que los augurios cesen
y los lobos ya no sean feroces.

¿Es acaso que has nacido como símbolo de paz?
Una paz conmigo y los demás,
con aquellos que hasta hace poco estaban en guerras
que eran imposibles de ganar.

Y llegaste para declarar amor,
comprensión, abrazos y besos.
Llegaste a calmar las olas
que rompían contra los acantilados.

Llegaste para detener los vientos
que se convertían en tornados,
para detener los diluvios,
quitar las nubes, dejar a tu alma brillar.

Y en mi bosque donde reinaba el invierno atroz
hacía ya muchos años,
hiciste que llegue la primavera
como nunca antes la había visto.

¿Podrías quedarte a cuidar mi bosque?
A cuidarme a mí del frío, el calor y los mosquitos,
de los lobos feroces que algún día me mataron,
de la corriente peligrosa de mi río que también me ha llevado.

¿Podrías quedarte al menos a tenerme entre tus brazos?
A acallar mis sollozos y dormirme,
para que pueda descansar después de este caos,
para que todo vuelva a su lugar.