La que sufre.
Mi gesta, mi crianza, mi libertad regalada.
Todos los errores que me visten.
En su estela se disuelven todos mis pecados, abusados.
Disminuyen la densidad del mar que la soportan.
Pero es buen carguero, doble casco por defecto - si encuentra algún escoyo, se sabe protectora y nave nodriza -
Sus motores están hechos de desguaces de maquinaria pesada
que limpió con coca cola para dar con grasa dura.
También de meriendas de tomates con azúcar o gofio
al olor de las cabras.
De miedos de sin techos y de urgencias,
de aprender a tragar el orgullo frente a altaneros
por ser el único sendero
que le permitía llegar al día siguiente.
Valiente, supo de la muerte en edad de jugar a las casitas.
No sé a quién ruega, pero no hace daño.
Ni si funciona, pero le funciona.
Ella sabrá, que es la que sabe de Dolores.
También le gustan las águilas.
Tengo un ombligo que es de ella.
Ojalá tuviera más, aparte de su amor que no sé devolver.
Me deja atmósferas enteras.
Sabe que se cumple el sistema bibliotecario.
Le tranquiliza.
Me sosiega.
No cree en la forma, sino en el contenido.
Gracias al sudor y brazos fuertes, se ganó a mérito buena vida,
descansar era broma pesada.
Ahora cuida del jardín del Edén,
ya con un cuerpo cansado,
jugando entre flores y estiércol,
para seguir regalando - por si la vida no fue poco -
momentos de luz, calma de jaima mora, y estómagos repletos de magia.
Ese calor infinito que durará lo que el recuerdo frágil y humano que la sangre de su sangre, haga perforar las barreras del tiempo, acompañando a las campanas que todo y nada dicen.
Mamá.
- Autor: Golpe de mar ( Offline)
- Publicado: 2 de mayo de 2022 a las 19:32
- Comentario del autor sobre el poema: Dedicado a mi madre, a la que tanto he hecho sufrir con todos mis errores.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 34
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