Desperté.
Enfermo como cualquier día
otra vez en la misma cama ,
Pero esta mañana es diferente.
Esta mañana todo acaba.
Al abrir los ojos el aire me faltaba y a un lado estaba mi madre preocupada .
Ella y yo sabíamos que era mi final
Y ni ella ni yo decíamos nada.
Yo, solo quería poder decirle a mi madre que la amaba y abrazarla.
Tenerla entre mis brazos y nunca soltarla
Quería ver a mi padre, hacer las paces y tener una larga charla
Tener de frente a mis hermanos y agradecer una buena infancia
Pero la injusta vida.
¡Oh! La vida solo me dio una cama fría de hospital y una cuenta regresiva.
Estaba asustado .
Hoy era el día que nadie quería que llegara;
El día en que mi corazón se apagaría,
Y dejaría de escuchar la voz de mi madre a punto de quebrarse, los pasos de los doctores acercándose o los chistes desesperados de mi padre buscando un bosquejo de sonrisa en el rostro de su hijo.
Llegó la hora.
Algo invadió mis pensamientos.
Era Amor.
Amor en el sufrimiento de mamá y la desesperación de papá.
Amor, disfrazado de dolor que se apoderó del lugar porque mi corazón poco a poco dejaba de palpar.
Hasta que el último rayo de sol y un beso en la frente de mi madre y el último suspiro me dieron paz.
La imagen en mis ojos se detuvo y mi corazón con ella.
Y nada más.
Nada ocurrió después.
- Autor: Yair Vazquez ( Offline)
- Publicado: 12 de mayo de 2022 a las 12:04
- Categoría: Triste
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Martín, alicia perez hernandez
Comentarios1
Todos tenemos el día de nuestra muerte solo que no sabemos el día ni la hora, eso solo Dios lo sabe.
placer pasar a leer.
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