Mi casa no tiene puertas, ni ventanas tampoco.
Si te dejo entrar, te volverás loco.
Fuera de mi casa.
No es tu casa.
¡Suéltame, que me haces daño!
Escóndete en el baño, deja correr el agua.
Después de tanto ruido vendrá el silencio.
Aunque no sé qué me da más miedo.
Cuando se rompe el cristal se oyen gritos.
Cuando se rompe el corazón se para el rito
Y no se oye nada.
Ojalá el silencio pudiera gritar.
Ojalá tuvieran razón los que dicen:
"La casa es dónde está el corazón,
Dónde los sábados por la mañana
Se huele a pastel de manzana".
Mentira.
La casa es donde te duele.
Mi casa no tiene techo, ni paredes tampoco.
Aun así allí me sofoco.
¿Y tú?
Si aún por las noches a veces
Puedes oír el llanto del niño
Que habita en tu cabeza,
Vete a mi casa.
Te voy a dar una taza de té, una manta y un abrazo.
Mi casa no tiene puertas, ni ventanas tampoco,
Pero sigo guardando las llaves.
- Autor: Pau Ferovertum ( Offline)
- Publicado: 14 de mayo de 2022 a las 17:04
- Categoría: Familia
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, alicia perez hernandez
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