Cierra los ojos y dormita la eternidad de la lluvia
Mis dedos intrusos deslizan las yemas de sus ansias
El te quiero cincela su piel con la flor del tiempo
Pronuncio ¡Mujer! sin la orfandad del olvido
Es el alma estremecida incentivando al corazón.
Los cuerpos y sus huesos no son del falso fogón
Tienen todo el cariño aprendido de sus caminos
Se arropan en sus propios versos recitando su pasión
Entregan su ternura con la libertad de la esperanza
Peregrinan sus existencias amando sin compasión.
La ternura es la fuente sanadora de los tormentos
Cada beso confiesa su apego acariciando la noche
Es respirar la fragancia que deja la cita del amor
No hay melancolía cuando se ríe en complacencia
Es eternidad suspirada con la fe de los amantes.
Creyente es el afecto ofrendando su esencia
Su magia es la armonía del estar en comunión
Es rozar la epidermis más allá de lo visible
La ciencia resulta inútil ante la fuerza del espíritu
Y que puedes preguntar a la vida para amar otra vez.
EH
- Autor: ENRIQUE HORNA ( Offline)
- Publicado: 15 de mayo de 2022 a las 08:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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