Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Consumada resaca neutralizadora
se va con una corazonada silenciosa
que me dice que el cuando es ahora
y la contraria desesperando la sombra
donde semioculta la Luna aun mora
como pasiva observadora de las cosas
de esta vida loca y tan viciosa
que me engancha a la noche golfa
porque mi alma se siente muy sola
despues de gozar entre las ondas
navegando en su regazo de diosa
venus decorada de luces preciosas
que bailan ante mi mirada atónita
al sonar la dulce música que tocan
en voz alta aunque nada se oiga
pues a medias cayan sus bocas
las estreyas cuya beyeza armónica
mi forma fosfórica perfeccionan
haciéndola eterna cual eyas todas
Resistencia. No existe oponente capaz.
La fuerza radical del amor invoca paz,
y ya nadie gruña una soez palabra,
ni tuerza a mal la balanza, ahora compensada.
Me enamoraría quizás un día fatal
de una fantasma o retal de otra realidad.
Tampoco pues deseo pensar en quien fue
aqueya atroz respuesta para mi porqué.
Siempre vagamente la volví a ver,
y cedía, carente de defensas,
sin fé, cayendo a la caye, anciana.
Digo todo lo que ignoro; cuanto sé
queda guardado en esta cabeza
de alfiler, que clavarase si hace falta.
Efectivamente funciona el amor
de una forma diferente a todo.
Qué gran problema para la existencia!
Errados cálculos esto demuestran.
Con la invención del calor vino la inteligencia
exigiendo el pago a la tierra: una prueba
de algo milagroso, como si la naturaleza
no fuese suficiente. Despues el poder
sometió a los seres; los sedujeron
estos ojos verdes que tienen tambien
las salvajes serpientes, los embusteros
a quienes Dios dejó hacer
los reglajes de este juego;
caidos ángeles, mas amigos vuestros.
- Autor: Romey ( Offline)
- Publicado: 18 de mayo de 2022 a las 07:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: No soy Eris, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
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