TRAJE ROTO

TRAJE ROTO

Marina luego de sus internaciones, continúa haciendo terapia, una vez por semana.

Se sentía gorda y fea, se atosiga de comida. Seguía caminando, ya no era anoréxica,  había dado paso a la bulimia., con atracones de comida.

Luego se sentía mal y lloraba. El psiquiatra, trataba de conformarla, diciéndole que sus redondeces, no dejaban de ser atractivas.

Un día como a ella le gustaba reformar ropa, de una enagua de su abuela, se hace un vestido, de unos trajes de su padre, que ya no usaba, con papel y lápiz diseña un nuevo modelo para ella…

Y ahí el terapeuta, que no solo le gustaba hacer sesiones de lo hablado, la retrata hecha un pingajo de dolor, rodeada de recortes de tela, hablando de su papá. El psiquiatra, le decía como lo hubiera dicho su padre y ella imitaba el tono exacto de su voz.

Ese padre que supo quererla y darle muchas cosas buenas, pero también le había hecho sufrir sus romances…

Por lo visto, fue algo que ya venía de familia, que los hombres, aún estando casados, seguían haciendo lo que querían como solteros y volvían a casa como si nada pasara.

Mas Marina, que era intuitiva, olía cuando su padre, venía con una bandeja de pastas, o con un ramo de flores para su madre, que sería luego de una aventura pasada afuera.

Esto creo que fue consciente su madre, desde un principio, ya que ella al poco tiempo de casarse, se hace pasar por otra en el teléfono y ve que él rápidamente, acepta el juego.

Fue un hombre sin escrúpulos de ninguna parte, muy egoísta, dirían algunos, pero Marina nunca se atrevió a juzgarlo, porque alguna vez ella me reveló, -que no se sentía quien para juzgar a nadie y su padre no era la excepción, era un hombre con todo lo bueno y lo malo que cada uno puede tener.-