No te alejes de mí,
no más allá de los kilómetros
que a veces no me dejan abrazarte
cuando regreso a casa
cansado de enfrentar largas jornadas
sembrando y cosechando lo sembrado.
Si estás a años luz,
no dejes que se conviertan en siglos
porque la inmensidad del mar que se extiende entre nosotros
no ha sido pintada con el azul del cielo
ni es apto para el traslado de buques y cruceros.
Ojalá y fuera así,
para poder buscarte en un fin de semana
y extenderte en el mapa de mi corazón
las últimas semillas y las posibles rutas
donde acaso cultive algunas libras de justicia
y aunque sea unas onzas de prosperidad.
Ojalá y fuera así
porque sé de mil casos en los que las barreras
se han roto con la fuerza inefable de un TE QUIERO,
aunque se abrace el aire y los ojos se apaguen
cuando el brillo del portal se torna en ébano.
Pero no,
si estás a años luz
es porque no me dejas alimentar tu alma
con la filosofía que me permitió amarte
mucho antes de que tus ojos se abrieran
para mirar el alba por primera vez.
Ojalá y comprendieras que mi amor es puro,
diáfano y perdurable;
pues más allá del dolor, de las palabras y del éxodo,
sigue vibrando en mí con la energía de unos sueños,
con la fuerza del perdón y con luceros de esperanza.
Ojalá y me permitas alcanzarte un día,
aunque no me des otra cosa que los clavos,
yo inventaré la forma de inventar la escalera,
pues tu constelación no está tan lejos
y yo todavía tengo arrestos
para subir las gradas y buscar la estación
que se quedó dormida hace algún tiempo.
Y si, por el contrario,
eres tú quien decide romper la órbita
y vuelves por tu casa,
verás una sonrisa iluminada en mi rostro,
te entregaré las llaves de mi alma y solo entonces
te diré que me habían prometido tu regreso,
sólo que nunca me dijeron cuándo.
- Autor: Gelber Payes Morales ( Offline)
- Publicado: 28 de mayo de 2022 a las 02:42
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 16
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.