Tegucigalpa

Tegucigalpa

 

El ámbar de sus ojos se pierde

estando del otro lado del mundo

desde que nací te vivo soñando

solo en tus fotos he podido mirarte

hoy me duele, al estar tan distante,

llevándote dentro de mi corazón

sin abandonar esa frágil ilusión

de volver a estar en tus brazos

De oir los pericos y sus cantos

volando de balcon en balcón.

 

Amo tus cerros que son el resguardo,

de la cubierta de seda azul y blanca

donde sé que sos el centro de mi alma,

el dieciséis de junio del ochenta y dos

oímos el "nunca se sabe" de Chelato

y mi padre que sintió toda la gloria 

lejos de aquel parque la concordia,

le temió a morir lejos de tu cielo azul

y quedarse sin los recuerdos de baúl

que de niño le contaron una historia.