Desde el espíritu

Haz Ámbar

Desde el espíritu

detrás de los pétalos

que trae la brisa, 

la seda de sus labios

abriéndoseme hermosos, 

el suave tacto de su piel, 

yo y mis socios en tropel

para ver un poco

de eso que se esconde

levemente

pero adivinas 

algo a través

de la ropa, que pesa. 

Desnúdate a mis pies, 

que pueda al fin rozarte

con mis besos... 

¿Probarás la miel

de mis amaneceres?

En ti viajo

y me siento libre, 

tus ojos me guíen siempre. 

Apriétate contra mi cuerpo

que pueda sentirte más fuerte latir

llena de vida fulgente. 

Oh, Dios, lo que sea

pero que ahora empiece... 

En un túnel estoy parado

como en trance

y me siguen los minutos

calle abajo

por mis crisis y adelante. 

Pero quiero volver

pronto a tus brazos, 

a tus caricias, 

a aposentar mis manos en tus caderas

y darle brío a la fantasía. 

Eres mía aunque sea por un día tan sólo 

y me servirás

para todo lo que exija

mi guardián en lo alto, 

siempre con tu debido beneplácito 

y el don más que lúcido

de ser siempre alguien

capaz de ablandarme

al menos un poco...

Que estoy ya muriendo

a cada paso que doy:

eres tú que me lo recuerdas,

lo noto como un pálpito

sereno que da forma a este logro. 

Oigo a Dios y al demonio 

discutir en mi ático

temeroso de que esto se transforme

en palabras mayores. 

Esperando, mientras tanto, vivo,

por un beso, un algo,

alguien que me llore

palabras bonitas

para hacerme sentir

de nuevo todo en la vida

esta sin fin, 

el más puro alivio

contra lo triste.

Sólo un destino

al que erguido vencí

en días grises. 

Rimé todos los ejércitos

y finalmente lo dije, 

lo dije sin miedo. 

Un conducto se abrió

con salida a mis nervios. 

Y tracé puentes

que hoy siguen sin réplica, 

yo que en el delirio

me hice rey

del mundo entero

sin darme cuenta

de lo absurdo

de mi triste empresa. 

Ahora soy quien soy

más aún 

aunque te pese

que mis intereses

salgan aparte del trato

que cierro con esto

en un plaf. 

Soy molesto

porque sé de lo que hablo

demasiado un poco 

más de la costumbre. 

Lo que es obvio 

es que te ensalzo,

oh diosa

para todos los humanos. 

Soy tal vez eterno 

en estos trámites. 

El hielo de los rostros 

se derrite a mi contacto. 

Yo trabajo el hilo tenue, 

tal vez así alguien se salve. 

No seré yo 

quien venga a redimirte,

eso tú solo a oscuras

hallarás tus propios límites. 

Todo lo que sé

ahora se transforma

en otro parecer...

Cómo no correr

el riesgo de perderte

entre los trenes del pensamiento

algunas veces. 

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