Tommy Anderson era una víctima del tiroteo de Fargo. Había logrado sobrevivir gracias a utilizar como escudo antibalas a una jóven empleada que hacía prácticas. También era el encargado de la hamburguesería donde se había producido el tiroteo. Cuando se acercó al tiroteador que acababa de ser abatido por la policía, lo reconoció.
El señor Anderson mirando aquellos ojos azules aún abiertos que nunca volverían a pestañear aunque observarán fijamente al techo, les dijo a los agente reconociéndolo.
Hace dos días lo entreviste para trabajar aquí, aún tengo su curriculum en mi despacho.
Uno de los agentes que registraba los bolsillos de la guerrera del hombre abatido comentó frustrado de no haber encontrado nada que lo identificara.
Nos ayudaría mucho saber su nombre, así adelantaríamos tiempo.
Claro, claro - asintió el señor Anderson al agente. Le hizo una señal de que le siguieran. Fueron al despacho chafando charcos de sangre y esquivando cadáveres.
Cuidado con resbalar, el suelo está mojado- comentó a los agentes el señor Anderson de forma automática, como si estos fueran los clientes habituales que caminan cuando acaban de pasar la fregadora industrial. Al instante recordó la situación mirando el desorden y a John, el cajero, tirado en el suelo con los brazos abiertos y lleno de heridas de balas. Entraron al despacho. Anderson se sentó como de costumbre, pero no pudo evitar estar agitado pese a ser una persona fría. Giró la silla y avanzó rodando sentado en la silla de despacho dos pasos, hasta llegar al archivador y husmeo. Sacó una carpeta, y de un empujón se colocó frente a los agentes. Abrió la carpeta y apareció el currículum de Eugine Manson. En el había una nota escrita en boli de la mano del señor Anderson en una esquina del folio
Los agentes miraron la foto y comprobaron que era el muchacho abatido. Al instante por teléfono pasaron los datos a comisaría: nombre, dirección, edad.
A varios kilómetros de distancia varios coches patrulla salían hacia esa dirección.
El inspector iba leyendo el curriculum sin darle importancia. Lo que necesitaba lo sabía, sin embargo sentía curiosidad de los estudios, experiencia laborales, habilidades sociales que había escrito Eugenie Manson en su curriculum.
Me considero una persona empática, a la que le encanta trabajar en grupo. Soy asertivo , dinámico, con grandes dotes comunicativas, y poseo una gran habilidad en la resolución de conflictos. Me gustan los retos profesionales, innovar, aprender, y el trato con la gente, sobre todo los que son diferentes a mí. Por mi experiencia profesional en puestos similares, estudios y actitudes personales, considero que sería una buen candidato en su empresa. Atentamente Eugene Manson.
Entregando el curriculum al señor Anderson
Muchas gracias señor Anderson por su colaboración.
¿ No quiere el curriculum para analizarlo? le preguntó el señor Anderson.
No aporta nada, es totalmente de una persona normal. Me gustaría preguntarle una última cosa:
¿ recuerda algo extraño que le llamara la atención de Eugenie en la entrevista que le hizo?
Me pareció una persona que podía encajar con nosotros. Tenía el perfil que buscamos en este establecimiento. Era uno de los seleccionados para trabajar en breve. Ve esta nota en el margen , significa seleccionado. Iba a notificarlo una vez terminará de repasar los curriculums.
El inspector dio amablemente una orden al señor Anderson de que abandonara su despacho.Le dijo con amabilidad autoritaria:
Les avisaremos cuando puedan volver con normalidad a su trabajo.
El señor Anderson levantándose, algo extrañado de recibir órdenes de irse a casa cuando era el que mandaba habitualmente, salió mirando el suelo. Estaban derrotados sobre el piso sus empleadas Anie, Lucie, unos chiquillos vestidos de vaqueros, su madre. Al salir había gente por todas partes mirando su establecimiento pero sin poder entrar a consumir.
Ángel Blasco.
- Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de mayo de 2022 a las 14:37
- Comentario del autor sobre el poema: Una dosis de humor negro y melancólica para describir la neurótica sociedad norte americana, y no solo esa, la nuestra que no es más que una copia de la suya sin armas y con menos dinero y tecnología
- Categoría: Humor
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Nelly Castell
Comentarios1
Una muy válida comparación en una sociedad paradigmática de un país que se dedicó a hacer del dinero un culto a lo superfluo abandonando con donaire su verdadera esencia humanista en nombre de una sensacionalista y artista hollywoodyense llamada la mujer maravilla alias la libertad.
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