Sobre el rostro cansado, caen gotas de lluvia, ellas se muestran
desnudas, puras, humedeciéndonos el alma...
La lluvia, en su caer incesante, moja el amor, pero el fuego del
cariño permanece vivo.
Ella, apareció por el atajo, desnudó su alma con lentitud y
cierta parsimonia, con la finalidad de compartir sin recato alguno
su mucha dulzura.
Al partir dejó olvidado un suspiro, siendo un signo de
identidad, que confirmó su ausencia.
Mientras se produce el regreso, seguiremos durmiendo al
amparo de la luna, despertando con la llegada de la aurora.
- Autor: emiliodom ( Offline)
- Publicado: 30 de mayo de 2022 a las 04:45
- Categoría: Amistad
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: Melissa 94, WandaAngel, Carlos Eduardo, alicia perez hernandez
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