Una mirada sostenida en profundidades
Severidad que nos altera
Severidad que nos aleja de nosotros mismos
Una mirada poseída
Creemos en el aleteo apresurado
En la misa de los domingos
En el dolor del prójimo
Y sentados o de pie imaginamos nuestra finitud
Las voluntades ya no obedecen a sus voces
Hemos caído en sospechas
Distorsionando paisajes
Las voluntades ya no son las del verbo
De la honestidad puede escurrirse una belleza
De la honestidad puede alterarse una convicción
Y ser hipócritas
Y ser horribles
Se hace difícil olvidar los nombres de las calles
Se hace difícil recordar con precisión
Dónde es que se dobla
Y distinguir paraderos de avenidas
En este mundo de valores exiliados
El maestro ya no quiere saber de aleteos
Ni de zumbidos menores de quinientos años
El maestro arde en su hastío
Sin perder la fe cardinalmente
Quizá debamos de aprender su valor
Ese coraje de llamar las cosas empezando por su nombre
No siendo tolerantes a egoismos deshonestos
Que pugnan por ser hermosos
Que ansían no ver alterada su convicción
- Autor: Allen Andree ( Offline)
- Publicado: 7 de junio de 2022 a las 00:35
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: Carlos Eduardo
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