NOCTURNO XII

Aron Armijos

 

Amada mía, tu perfume navega en la brisa.
Lentamente , se posa en mi triste hastío  
Y ahuyenta de la tarde lo sombrío,
Con el imponente ocaso de tu sonrisa.

Es tu perfume el que siento y huelo,
El que me sigue adondequiera que valla.
Aún si voy a la más  sangrienta batalla, 
El me brindará  tu paz, tu amor y tu consuelo.

Por tu belleza, disfruto de mi lozanía, 
Las caricias de tu cuerpo claro y liso
Siembran en mi mente  lo bello del paraíso 
Y lo triste que es, no tener tu compañía.

Mi alma, mi corazón y hasta mis huesos 
Se confiesan amantes de tus labios,
Y han aprendido a ser sabios 
Embriagandose con la miel de tu besos.

Como la guitarra que canta su melodía
Y endulza el alma de quien cumple una condena,
Asi es  tu canto, que alivia mi cansada faena
Y me rescata de la feroz agonía.
 
Tu cabellos descienden como una cascada 
Por tu hombros y flamean a la par,
Como las velas del barco en la  mar,
Cual radiantes en la alborada.

 Adornas tu cuerpo con joyas de oro y plata,
Tus ojos son como aquel faro en la lejanía 
Que al barco navegante a puerto guía 
Y así,descanse en el seno de la tierra el pirata.

Amada mía, no hay defecto en ti, 
Este amante solo quiere estar en tus brazos.
Como nudos indesatables son nuestros abrazos
Y libare siempre el néctar de tus labios carmesí. 

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