Tengo un desliz en el alma. Unos zapatos rojos. Un sonido ajeno que me rodea. A veces quiere torturarme como gotas insolentes que pierden su rumbo. Otras, sólo ocupar algo de mí que le hace bien.
No estoy poseído, sólo rodeado por energías antiguas. Es posible que ellas lleven siglos viviendo, como yo o como tú.
De seguro lo que buscan es liberarse de sus más profundas penas y dolores.
De seguro sueñan para aliviarse de la tristeza y el dolor de la vigilia de su alma. Entonces, como una luz al final del túnel, divisan rayos que se desprenden de mi alma y buscan emancipar sus quejas a través de ellos. Buscan purgar su espíritu para poder seguir avanzando en el vaivén de la existencia. Y me han encontrado a mí como un idóneo canal.
Yo los dejo enraizar, pues sólo deben ser conscientes de su propia luz, que es la única que los llevará al sabor eterno que en ellos habita.
Tengo un desliz en el alma, y él es mi gran maestro.
Y el de ellos también.
- Autor: Fohat Neyen ( Offline)
- Publicado: 12 de junio de 2022 a las 03:04
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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